Los Pujol, toda una familia al servicio de un «legado»

El matrimonio Pujol Ferrusola acudió a la Audiencia Nacional en compañía de su hija Marta. Él iba delante, despacio y tranquilo. Ella, en un segundo plano

Llegada de los Pujol a la Audiencia Nacional JAIME GARCÍA

L. P. A.

El espíritu familiar del clan Pujol recorre las explicaciones judiciales de sus miembros, todos imputados por supuestos negocios irregulares, como un hilo irrompible. El leit motiv, proteger el «legado» y no la «herencia» –insistió el patriarca– de un hombre que llegó a ser «molt honorable». Ayer, en la primera declaración de Pujol padre y su mujer, Marta Ferrusola, en la Audiencia Nacional, el matrimonio estuvo acompañado por una de sus dos hijas: Marta llegó con ellos en un monovolumen de la marca Seat a la sede del tribunal en la calle madrileña de Génova. Mientras el padre caminaba unos metros por delante, tranquilo y despacio, sonriente por segundos, ella ayudaba a su madre a avanzar hacia la sede judicial.

El expresidente de la Generalitat, que suma 85 años y es ya bisabuelo, exhibió ese cierre de filas en varias de sus explicaciones ante el juez José de la Mata, quien le investiga por un supuesto blanqueo de capitales, a pesar de desvincularse de los negocios de su hijo primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, el más señalado por la Justicia.

Colaborador ante el magistrado , Pujol se mostró «correcto» y «muy educado» en su interrogatorio, según fuentes jurídicas presentes en la sala. El respeto fue mutuo: el juez comenzó ofreciéndole la posibilidad de que declarase en catalán, pues había un traductor en la sala. El «expresidente» lo declinó y solo mostró su carácter en algunas fases de la comparecencia, en los aspectos más delicados, cuando refunfuñó y negó con rotunidad ante las preguntas insistentes de los fiscales. Esta actitud contrasta con la imagen que ofreció en su aparición en el «Parlament» por estos hechos.

El expresidente de la Generalitat justificó ayer los fondos que ocultó en el extranjero durante 34 años como un legado de su padre Florenci para proteger a su mujer y sus hijos ante el «miedo» de que le ocurriera algo por su agitada vida política. Ese patrimonio no debía, aseguró Pujol, destinarse a otra cosa que no fuera el bienestar de la familia.

En un momento de la declaración, los investigadores cuestionaron a Pujol padre si conocía que su hijo primogénito repartía entre sus hermanos y su madre el dinero que recaudaba en cuentas en el extranjero. El «expresident», que aseguró que desconocía esos movimientos de fondos, afirmó que suponía que se deberían a relaciones económicas, financieras o «fraternales», por el vínculo de sangre.

Ese espíritu familiar provocó, incluso que Pujol padre enviase un escrito al banco andorrano Banca Reig para reconocer que era el dueño de los fondos de una cuenta que abrió su hijo en el año 2000, según su versión. Quería evitar que su exmujer se quedara con los fondos ante una más que previsible futura separación.

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