Puigdemont y Junqueras aparentan acercar posiciones
El expresidente de la Generalitat publica que en 2016 definió al líder de ERC como «desleal»
Ambiente preelectoral en Cataluña. Oriol Junqueras, gracias al tercer grado penitenciario, disfruta del prime time de TV3 un domingo; y Carles Puigdemont, desde Bélgica, presenta su primer volumen de las memorias de la fase final del procés. Ambos se verán las caras, indirectamente, en la próxima campaña electoral, cuyo botón de activación está en manos de Quim Torra, que podría ser inhabilitado a la vuelta del verano. Hasta entonces, vuelve la guerra fría en el ámbito nacionalista catalán que combinará buenas palabras, muecas y reproches con sonrisas en el rostro.
Ayer, Puigdemont confirmó, durante la presentación de sus memorias ante la prensa -por videoconferencia-, que ha retomado el contacto con Junqueras, una relación que quiere incrementar, aunque no llegue a ser de amistad. Su objetivo confesado: llevar a cabo una estrategia «unitaria» independentista contra un Estado «muy poderoso». El objetivo no explícito: que la nueva formación que está creando, Junts, acabe por laminar las opciones que ERC tiene de ganar las próximas elecciones, tal y como auguran las encuestas y los sondeos.
El eurodiputado y fugado de la Justicia española respondió, así, a lo que solo unas horas antes había dicho Junqueras, durante una entrevista en TV3. Preguntado por su relación, el líder de ERC apuntó que era buena y aseguró que, desde que salió de prisión para trabajar, habla hasta tres veces por semana con Puigdemont. Una periodicidad que este rebajó a una relación con persona «interpuesta».
Cruce de ironías
Pese a las buenas palabras, falta mucho para que el mundo secesionista vea una imagen unitaria de los dos cabecillas del procés que culminó el 1-O y que inició su declive el 3-O con el discurso del Rey defendiendo la Constitución. A la apariencia de acercamiento, le seguirán cruces de acusaciones. «Seré el primero en ir a recibirlo a la frontera o al aeropuerto», dijo Junqueras, irónico, en el prime time de TV3.
Por su parte, Puigdemont recordó este lunes que en sus memorias incluye al menos un pasaje en el que, durante su mandato como presidente de la Generalitat, pensó que Junqueras actuaba con «deslealtad» con él. Una crítica que, también irónicamente, pide no se saque de contexto y se valore en el conjunto de sus memorias. Y añadió, no sin retintín, que Junqueras le demostró una gran lealtad mucho mayor: «El 1 de octubre».
En el libro, el expresidente autonómico también hace referencia a dos conversaciones que mantuvo en 2016 y 2017 con Pedro Sánchez, cuando ya era secretario general del PSOE . En ellas, según Puigdemont, Sánchez abrió la puerta a que los socialistas defiendan la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña.
De la misma manera, en la obra de memorias se da cuenta de una supuesta conversación con Don Felipe en 2016 en la que el Rey estaría dispuesto a que los políticos establecieran dos mesas de negociación con los nacionalistas. Ayer, durante la presentación del libro, Puigdemont definió el discurso del Rey del 3-O como «claramente golpista» por defender la Constitución.
No habrá tripartito
Solo unas horas antes de estas palabras desde Bélgica, Junqueras reiteró que si ERC puede escoger entre socios de gobierno tras las elecciones autonómicas hará coalición con formaciones independentistas. Está por ver, así, qué formación tiene más escaños y lidera la coalición secesionista. En esta línea, el líder de ERC descartó pactar con el PSC y, por lo tanto, reeditar un nuevo tripartito. «Tendrán trabajo -en el PSC- para aguantarme la mirada. Han aplaudido la represión y han aplaudido mi cárcel y la prisión de los compañeros y el exilio de todos... por lo tanto, ¿usted cree que...? ¡Por amor de Dios... Por el amor de Dios! Y creo que es clarísimo, clarísimo, clarísimo, clarísimo», insistió que vehemencia para descarta un pacto con el PSC.
Tanto a Puigdemont como a Junqueras se les preguntó si cambiarían alguna de sus decisiones adoptadas en 2017. Puigdemont se arrepiente de haber dado un paso atrás el 10 de octubre y no haber declarado efectivamente la secesión aquel día. Junqueras no se arrepiente de nada. Vuelve la guerra fría nacionalista.
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