Puigdemont busca hacer coincidir otras autonómicas con las elecciones municipales
Pretende arrasar el poder municipal del PDECat y de ERC polarizando el debate en torno a la república
Carles Puigdemont intenta llevar a las próximas elecciones municipales su estrategia de acumulación de fuerzas independentistas para mantener su desafío al Estado. Para ello, pretende hacer coincidir los comicios autonómicos con la votación para los ayuntamientos, el 26 de mayo, lo que acotaría el mandato de Quim Torra hasta febrero , según el calendario mental que manejan ya los soberanistas. En la misma convocatoria, España votará a sus representantes para el Parlamento Europeo.
El objetivo del «expresident» es polarizar el debate de las elecciones locales en torno a la construcción de su ficticia república . El propio Torra aludió en su discurso de investidura al simbolismo de los comicios municipales de 1931 tras los que se precipitó la proclamación de la Segunda República en España. La pretensión de Puigdemont es emular aquello : lograr que las candidaturas independentistas sumen más del 51% de votos, que los consistorios ondeen la «estelada» en sus balcones aunque sea solo con la pretensión de desestabilizar al Estado.
Desde el PDECat y ERC observan con pavor esta jugada que, según fuentes soberanistas, Puigdemont ya ha dibujado ante sus colaboradores más estrechos en Berlín. Su objetivo íntimo sería extender su «opa hostil» sobre los partidos tradicionales del independentismo potenciando una marca conjunta a nivel local bajo el paraguas de Junts per Catalunya .
El sector más posibilista del soberanismo catalán, que apuesta por volver al carril del autonomismo tras el fracaso de su golpe independentista de octubre, rechaza la operación porque amenaza con borrarles del mapa político. La vieja Convergència sobrevive hoy bajo el liderazgo débil de Marta Pascal , hoy senadora en Madrid, que contaría con el apoyo de buena parte de los alcaldes del PDECat. Otros, en cambio, ya se han declarado partidarios de integrar la coalición «Junts», lo que deja sin espacio político propio a lo que resta del partido fundado por Jordi Pujol .
Evitar el «abrazo del oso»
«De cara a las municipales no se quiere que el debate sea república sí o república no», reconocen en el cuartel general de la antigua Convergència, cuya marca está cada vez más desdibujada ante la incapacidad de frenar la huida de su «expresident».
ERC, frustrado por su derrota el 21-D ante el discurso «legitimista»de Puigdemont, también huye de este «abrazo del oso». Consciente desde hace meses de que la república es inviable, su mayor empeño hoy es volver al terreno de lo posible y vender su capacidad de gestión también desde los ayuntamientos.
Un exponente claro de esto son los ayuntamientos de las grandes áreas metropolitanas de Cataluña, donde arrasó Ciudadanos en las autonómicas de diciembre. PDECat y ERC temen que sus actuales alcaldes se vean perjudicados si el discurso se centra en el eje independencia sí, independencia, no.
De momento, los republicanos y los neoconvergentes han rechazado la intentona del filósofo Jordi Graupera de liderar una gran coalición independentista para arrebatar a Ada Colau la alcaldía de Barcelona, aunque no han descartado totalmente una gran coalición electoral.
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