PSOE y PP disponen de 20 meses tras el 14-F para explorar pactos de Estado

En la parte socialista del Gobierno ven «margen» para buscar acuerdos con la oposición y se muestran abiertos a mantener una negociación

En Directo: Entrevista exclusiva a Pablo Casado

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, en La Moncloa ATLAS

A partir del 14 de febrero se abre en España un periodo de calma electoral que podría traer consigo menos tensión política, y por tanto un clima más apropiado para que los grandes partidos busquen pactos de Estado, algo que hasta ahora ha resultado imposible , en medio de una escalada de enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición que ha derivado en incomunicación y ausencia total de diálogo. Desde 2014 no ha pasado un solo año sin fecha electoral marcada en el calendario, ya fueran comicios generales, autonómicos, municipales o europeos. Cuando se celebren las elecciones catalanas, no se verán urnas en el horizonte hasta finales de 2022 , momento en el que vencerá la legislatura en Andalucía. Siempre, eso sí, que la coalición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sobreviva todo ese tiempo y se mantenga la estabilidad en La Moncloa.

Hasta ahora la relación entre Pedro Sánchez y Pablo Casado ha estado marcada por la falta absoluta de entendimiento, con un presidente del Gobierno que ha tenido muy claro quiénes son sus socios prioritarios y que solo ha necesitado realmente al PP para la renovación de los órganos constitucionales. En el resto de cuestiones, Sánchez ha evitado el acuerdo y diálogo con el partido de Pablo Casado, pese a que este, desde el principio de la legislatura, le ha ofrecido hasta una docena de pactos de Estado.

Algunas de esas ofertas han caducado con el tiempo, como la propuesta que planteó el jefe de la oposición para pactar los Presupuestos Generales del Estado, aprobados con los socios «Frankenstein» de Sánchez, la oferta para buscar un pacto por la Educación, opción neutralizada con la ley «Celaá», o la mano tendida para lograr la gobernabilidad de Navarra sin depender de Bildu , una idea que los socialistas despreciaron.

En otras cuestiones, la tensión política y la grieta abierta entre el PSOE y el PP –cada vez más ancha– ha difuminado la posibilidad de alcanzar cualquier acuerdo. Así ocurrió con el pacto por la Sanidad para hacer frente a la pandemia , que quedó en nada después del gatillazo de la comisión de reconstrucción del Congreso de los Diputados, el verano pasado. La propuesta de acuerdo sobre la gestión de los 140.000 millones de euros de los fondos europeos chocó con el rechazo del Gobierno, que logró la convalidación del decreto en el Congreso gracias a Bildu y a la abstención de Vox. El PP mantiene la mano tendida para buscar acuerdos sectoriales sobre investigación o inmigración, pero también sobre política europea, la despoblación o la violencia de género. Sin olvidar, por supuesto, el Poder Judicial.

Acuerdo bloqueado

Tanto el PP como el PSOE saben que el bloqueo del acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial no puede ser indefinido. Los contactos han existido, pero las condiciones del PP han sido muy claras. En un escenario de menor tensión política, al partido de Pablo Casado le valdrá una declaración clara a favor de la independencia judicial y el compromiso de que Podemos no estará en la mesa de negociación para cerrar un acuerdo en poco tiempo. Falta el contexto adecuado, y esa podría llegar en el escenario que se abre ahora , de estabilidad política, hasta que en octubre de 2022 se convoquen las elecciones en Andalucía y se eleve la tensión. Todo si se cumplen los plazos previstos.

En Génova, la disposición a explorar acuerdos con el Gobierno de Sánchez sigue sobre la mesa. Cada vez que tiene oportunidad, Casado recuerda que su mano sigue tendida , con nulo éxito. «La pelota está en el tejado de Sánchez. Si se abre un periodo de menor tensión, seguirá siendo Sánchez quien debe decidir si quiere pactos de Estado con el principal partido de la oposición o no», comentan fuentes populares.

Los barones autonómicos del PP animan a Casado a no cejar en el empeño. Fuentes territoriales aseguraron que el líder de la oposición «necesita» un pacto de calado para que se perciba y se consolide una alternativa de partido de Estado. Y sitúan ese momento cuando la pandemia doble la última curva. «Ahí llegará el tiempo de Casado y del PP», sostienen.

Sin mayoría clara

Pero en La Moncloa tienen sus tiempos y también sus propias prioridades e intereses. El Gobierno ya ha aprobado los Presupuestos y la parte socialista se muestra menos presionada de cara a abrirse a alianzas puntuales al margen del bloque de la investidura y los Presupuestos. La ausencia de una mayoría clara en el Congreso de los Diputados quedó patente la pasada semana en la votación de los fondos europeos , salvada con la abstención de Vox in extremis. Pero con aliados habituales como ERC en el «no» y también con socios eventuales como Cs votando en contra. El PNV aparece como el socio más fiable para el Gobierno . Pero también muestran recelos por las formas del Gobierno a la hora de afrontar estas votaciones.

La estrategia del Gobierno, consistente en el todo o nada, no augura nada bueno de cara a futuros entendimientos. En su lógica, apoyar al Ejecutivo es responsabilidad y no hacerlo es bloqueo. Precisamente esa última votación en el decreto de los fondos europeos crispó al Gobierno respecto del PP: «Es una oportunidad perdida para ellos. Han estado muy torpes. Es de locos que Vox tenga una actitud más constructiva en un asunto tan importante», señalan en la dirección socialista.

Pero a la vez el Gobierno no puede renunciar a nada. Salvo sorpresas puntuales, solo Vox y la CUP están habitualmente descartados del radar para buscar mayorías . Desde La Moncloa dan pábulo al relato de que el entendimiento entre los dos principales partidos puede producirse de forma puntual una vez pasen las elecciones del 14 de febrero. «Ellos están muy presionados por las elecciones catalanas, pero, tal vez, cuando pase el ciclo electoral completo sea más factible», aseguran desde La Moncloa.

En el equipo de Sánchez apuestan por la «discreción» en lo que toca a las relaciones entre el Gobierno y el PP, sin querer valorar si en estos momentos el nivel de comunicación es fluido . Al margen de que en el ámbito del Congreso sí existe esa relación de forma normalizada. « En el ámbito parlamentario puede haber acuerdos. Esa es la base . Y cuando haya que superar ese nivel de interlocución se hará», dicen.

También Ciudadanos

Desde el Gobierno aseguran que «si hay que pactar con el PP, lo hacemos sin problemas». Defienden desde la parte socialista del gabinete que, pese a la cohabitación con Podemos, tienen «mucho» margen de maniobra para alcanzar acuerdos con los populares : «Ojalá. Nosotros estamos abiertos», repiten. Un ofrecimiento que extienden a Ciudadanos, con quien pese a no alcanzar finalmente un acuerdo en los Presupuestos Generales del Estado se normalizaron las relaciones.

Pero es en la letra pequeña, en el detalle, donde el Gobierno evita concretar, más allá de los llamamientos para renovar organismos bloqueados. Además del acuerdo pendiente sobre los órganos constitucionales, de fondo aparece el proceso de «renovación» de la Monarquía, en el que la parte socialista del Ejecutivo está buscando un espacio en el que, llegado el momento, pueda producirse un entendimiento con el PP.

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