El PSOE no rentabiliza La Moncloa ni el batacazo electoral de Podemos

El Gobierno de coalición no vende y BNG y EH Bildu superan al socialismo

El candidato del PSdG a la Xunta de Galicia, Gonzalo Caballero, durante la rueda de prensa EFE | Vídeo: Ábalos achaca resultados a la estrategia de "derribo" de la oposición EP

Gregoria Caro

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Fue un mal augurio que se estropease el avión que iba a llevar el viernes al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , al cierre de campaña en Vigo. Los comicios autonómicos de Galicia suponen un guantazo frío y una advertencia importante para Ferraz y La Moncloa. Los resultados en el País Vasco fueron, sin embargo, un poco mejores que en 2016. Pero a pesar de presidir el Gobierno, ganar las elecciones nacionales y tener 120 escaños en el Congreso, el PSOE no gana influencia relevante en ninguna de las regiones ni capitaliza el fuerte retroceso Podemos .

Con este escenario, una de las lecturas más lacerantes es que los socialistas no logran persuadir a una parte del electorado de izquierdas , que ha preferido a las fuerzas nacionalistas antes que la papeleta del puño y la rosa. La excepcionalidad que ha envuelto estas elecciones autonómicas ha provocado un desgaste prematuro . Las urnas han supuesto para el Gobierno, y sobre todo para su presidente y líder de los socialistas, un examen a su gestión de la crisis sanitaria y económica del coronavirus. Y también la primera prueba al Ejecutivo de coalición.

«No hemos triunfado, evidentemente, ahí están los datos, no son los que nos gustan. Pero no acusan el desgaste que algunos aventuraban», valoró el ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos , que considera que la estrategia que fracasó fue la de confrontación del Partido Popular. «Nosotros nos quedamos igual en Galicia y crecemos en Euskadi, no somos los más afectados», continuó Ábalos.

En Galicia, los socialistas se mantienen con 14 escaños, pero pierden votos con respecto a hace cuatro años. El PSOE vuelve a quedarse como tercera fuerza en el Parlamento gallego después de que Podemos, antes en segunda posición, haya desaparecido de la Cámara. No obstante, el PSOE no rentabilizó la Moncloa y el BNG les adelantó (se convirtió en esta ocasión en segunda fuerza).

El candidato socialista, Gonzalo Caballero , se vio superado por el nacionalismo al no conseguir nutrirse de la debacle de Podemos y las mareas, que pierden en torno a 250.000 papeletas en cuatro años. «El resultado electoral es insatisfactorio», valoró Caballero. «Con el coronavirus, era esperable una caída de la participación y por tanto quiero destacar el compromiso de los gallegos que acudieron a votar y a cumplir con su derecho», añadió.

En el País Vasco, los datos mejoran unas décimas con respecto a los comicios de 2016. Si bien en la sede del PSE se celebró el diputado más que consiguieron, los resultados no son un gran consuelo para Sánchez y La Moncloa. Los socialistas vascos pasan de ser quinta fuerza con 9 escaños (11,94 por ciento) a tercera con 10 (13,64). El PNV de Iñigo Urkullu volvió ayer a revalidar su mayoría mejorando en tres escaños, pero aún así siguen dependiendo del apoyo de los socialistas . Una muestra de influencia a la que se aferran.

La candidata, Idoia Mendia , rechazó la propuesta del vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias , de configurar un Gobierno a tres con PSE, Elkarrekin Podemos y EH Bildu. Como ya plantearon en la campaña, el objetivo es utilizar su posición para reeditar el pacto con el PNV mediante su apoyo exterior. Misma estrategia que hace cuatro años.

«Nos hubiera gustado un mandato fuerte», señaló ayer Mendia, desde la sede vasca del PSOE. «La abstención siempre juega en contra de nuestro partido (...) Pero creemos que los ciudadanos han entendido el mensaje que les hemos estado trasladando, nuestra apuesta por la estabilidad y por la política con altura de miras. Hemos emprendido un muy buen camino. La gran crisis que vivimos no nos ha cambiado la hoja de ruta», prosiguió.

Con todo, el PSOE no ha recogido una mejora considerable respecto a hace cuatro años. Una evolución significativa teniendo en cuenta que en 2016 estaban en su peor momento histórico después de sacar 84 escaños en las elecciones generales del 26-J. El mal resultado en los comicios autonómicos de aquel año fue además uno de los detonantes que motivó la maniobra interna para expulsar del Partido Socialista a Sánchez en octubre. Sin embargo, ahora con 120 escaños y con Sánchez de presidente del Gobierno, no han logrado proyectar esa mejora.

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