Una promesa que forzó la reforma del «Estatut» y envenenó la política
Zapatero prometió en un mitin en 2003 apoyar «el texto que apruebe» el Parlamento catalán
Las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat de Cataluña durante los años en que fue presidente José Luis Rodríguez Zapatero tienen dos claros antecedentes: el primero, en el año 2000, cuando Zapatero se hizo con la Secretaría General del PSOE gracias al apoyo de los socialistas catalanes; el segundo, cuando siendo aún líder de la oposición, en 2003, pronunció una frase que muchos en el PSOE tienen grabada a fuego: «Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán» .
En aquel mitin, los 20.000 militantes y simpatizantes aplaudieron a rabiar sin saber a ciencia cierta las consecuencias que iba a tener lo que acababan de escuchar. De hecho, en aquel momento no existía en la sociedad catalana una demanda de cambio estatutario, al menos no mayoritaria. Finalmente, en esas elecciones ganó CiU, pero el PSC no dudó en arrebatarle el poder merced a un pacto a tres con ERC e ICV. Acababa de nacer el primer tripartito, que enseguida sufrió los primeros reveses: el nuevo presidente catalán se negó a tomar medidas contra su vicepresidente, Josep Lluís Carod Rovira (ERC) después de que ABC revelara que estuvo reunido con el pistolero de ETA Mikel Albizu en Perpiñán (Francia).
Es en esos años, con Zapatero en La Moncloa desde 2004 y Maragall en la Generalitat, cuando se inicia el proceso que en 2010 concluiría en la aprobación de la reforma del Estatuto de Autonomía. La promesa del presidente del Gobierno en 2003 se envenenó cuando el Parlamento catalán le tomó la palabra y aprobó un texto de reforma del «Estatut» que desbordaba en varios puntos la Constitución española. Para empezar, en su preámbulo declaraba que Cataluña era una nación. Además, sobrepasaba los límites de lo constitucional en aspectos vinculados a la Justicia o la Agencia Tributaria. No obstante, el proceso de reforma ya se había iniciado y el siguiente paso era su aprobación en el Congreso de los Diputados.
Atrapado por su propia promesa, y con la feroz oposición del Partido Popular, Zapatero se vió obligado a desbloquear las negociaciones reuniéndose con el líder de la oposición en Cataluña, Artur Mas, en La Moncloa. En una reunión mano a mano, ambos pactaron una rebaja del texto aprobado en Cataluña, que salió revalidado en el Congreso sin el apoyo del Partido Popular. En ese momento, el PP decidió recurrirlo al Tribunal Constitucional, que tardó varios años en pronunciarse y finalmente lo hizo para rebajarlo sustancialmente. Entretanto, el «Estatut» aprobado en las Cortes fue refrendado por el pueblo catalán y entró en vigor. En resumen: la legislatura de Rodríguez Zapatero, en términos de las relaciones con Cataluña, propició que se emprendiera un proceso de reforma del Estatuto de Autonomía que envenenó la política catalana y la nacional y que, tras la reforma del TC que declaró inconstitucionales 14 artículos, no dejó contento a casi nadie.