JUICIO DEL CASO NÓOS
Un proceso que obligó a la Corona a protegerse de enemigos internos
El caso erosionó el flanco más valioso de la Monarquía: la autoridad moral
El caso Nóos pasará a la Historia como la principal amenaza que ha sufrido la Monarquía española tras su restauración en 1975 . Lo llamativo del caso era que el ataque contra la Institución no venía de fuera, sino que procedía de dos personas que entonces eran miembros de la Familia Real. Mes a mes, durante cuatro años y medio, el escándalo estuvo erosionando la imagen de la Corona y de un Rey, Don Juan Carlos, que a veces se imponía como Monarca, alejando a su hija y su yerno de toda actividad institucional, pero otras cedía como padre ante una Infanta que no estaba dispuesta a la menor renuncia por salvaguardar la Corona. Doña Cristina deshacía durante la noche lo que Don Juan Carlos había tejido de día. Y esa separación teórica entre la Institución y la Familia Real desconcertaba a una opinión pública quemada por la crisis económica.
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Pero lo más grave de todo era que el caso Nóos atacaba a la Corona en su flanco más preciado: la autoridad moral , que es el arma más valiosa de un Rey constitucional para poder ejercer con éxito sus funciones. Mientras el proceso avanzaba, Don Juan Carlos afrontaba otros problemas personales, como su caída en Botsuana y sus numerosas operaciones quirúrgicas. Hasta que tomó la decisión de abdicar.
A su lado, su hijo Don Felipe asistía con preocupación al desgaste de la Corona que, antes o después, debería asumir. Por muy dolorosa que fuera la decisión, Don Felipe tuvo claro, desde el primer momento, que él debía marcar distancias con su hermana y su cuñado . Pero, además, aprovechó sus últimos años como Príncipe de Asturias para dar forma a las medidas que debía adoptar en cuanto fuera proclamado Rey para evitar que una situación similar volviera a producirse. Sin perder un minuto, había que fortalecer la Corona y protegerla de comportamientos que pudieran ponerla en peligro. Para ello, adoptó las siguientes medidas:
EL REY, UN REFERENTE DE EJEMPLARIDAD
En su discurso de procla Velar por la dignidad de la Institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social mación, Don Felipe anunció lo que se proponía hacer: «. Porque, sólo de esa manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones. Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda la razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente, sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de todos los ciudadanos».
REVOCACIÓN DEL DUCADO DE PALMA A SU HERMANA
La última de las medidas adoptadas por el Rey, y la más personal de todas, fue la revocación del título de Duquesa de Palma de Mallorca que le había otorgado Don Juan Carlos con motivo de su boda. En una maniobra lamentable, la Infanta intentó restar al Rey el doloroso mérito de haberle retirado el título e hizo creer que ella se había adelantado a la decisión de su hermano . Para ello, fechó el 1 de junio la carta en la que le pedía la renuncia y que, en realidad, envió el día 11, después de que el propio Rey le anunciara que iba a revocarle el título.
LA FAMILIA REAL, SÓLO ACTIVIDAD INSTITUCIONAL
Una de las primeras decisiones que el Rey adoptó fue disponer que «los miembros de la Familia Real solamente podrán desarrollar, con carácter de exclusividad, actividades de naturaleza institucional». Es decir, que no pueden trabajar para empresas públicas ni privadas, como venían haciendo Doña Elena, Doña Cristina e Iñaki Urdangarín cuando aún eran miembros de la Familia Real .
LOS FAMILIARES NO RECIBEN RETRIBUCIONES
Otra de las medidas adoptadas por Don Felipe consistió en que los miembros de su familia que no formen parte de la Familia Real (hermanas, sobrinos, primos...) no desarrollarán actividades institucionales ni percibirán retribución del Presupuesto de la Casa del Rey.
SÓLO HARÁN LO QUE LES ENCARGUE EL REY
El Rey dispuso que los miembros de la Familia Real solo podrán desarrollar las actividades institucionales que les encargue el Rey o, en su caso, el Gobierno, cuando requiera su aprobación, como ocurre cada vez que se encarga a Don Juan Carlos la representación de España en la toma de posesión de un presidente iberoamericano. Actualmente, son miembros de la Familia Real Don Felipe, Doña Letizia, Don Juan Carlos, Doña Sofía, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.
NUEVO RÉGIMEN DE REGALOS
Don Felipe dispuso que los miembros de la Familia Real no puedan aceptar regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptar favores o serv icios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones. Los regalos se distinguen entre personales e institucionales, y estos últimos se incorporarán a Patrimonio Nacional. El nuevo régimen de regalos solo afecta a los miembros de la Familia Real, de forma que las Infantas Doña Elena y Doña Cristina no están obligadas a su cumplimiento.
AUDITORÍA EXTERNA y PÚBLICA DE LAS CUENTAS
Con el fin de dotar de mayor transparencia a la Corona, desde 2015, las cuentas de la Casa del Rey están sometidas, además de a los controles internos, a una auditoría externa, que realiza la Intervención General del Estado. Las cuentas se publicarán anualmente.