A prisión la mitad de un cuartel sevillano

Un sargento y tres guardias civiles fueron detenidos en una operación antidroga en Isla Mayor

Fachada del cuartel de la Guardia Civil de Isla Mayor (Sevilla) EFE

SILVIA TUBIO

Del cuartel a la cárcel. Ese ha sido el camino que han recorrido en apenas 48 horas los cuatro guardias civiles detenidos en la última operación antidroga desarrollada en la ribera del río Guadalquivir, en el pequeño municipio sevillano de Isla Mayor. Los cuatro agentes, incluidos el sargento al mando del acuartelamiento, declararon ayer por videoconferencia desde los juzgados de Coria del Río. La magistrada que dirige la instrucción, la titular del Juzgado Central 3 de la Audiencia Nacional ordenaba el ingreso en prisión sin fianza de los miembros de la Benemérita y de las otras dos personas arrestadas el lunes en un operativo que se había centrado en las operaciones de entrada de droga por el río que hacía una red que había tomado como base el municipio ribereño.

El alcalde de Isla Mayor, Juan Molero, admitía en declaraciones a ABC que «el palo» había sido grande, puesto que la investigación que lleva a cabo Asuntos Internos, y que sigue abierta, ha arrastrado a la mitad de la plantilla de la Guardia Civil en su localidad. Un puesto que tienen encomendada la vigilancia de un punto caliente en una de las rutas clásicas del hachís que entra en España procedente de Marruecos y con destino a toda Europa.

Los traficantes habían conseguido presuntamente comprar a los agentes para que les proporcionaran información relevante de cuándo alijar en la zona sin temor a ser detenidos. Los funcionarios también están siendo investigados por hacer la vista gorda.

La sorpresa ha sido mayúscula con respecto a la presunta implicación del comandante del puesto, un joven sargento que apenas había cumplido tres años en el destino . No había dado muestras (como la ostentación de ingresos económicos inexplicables) de haberse corrompido. Vecino del Aljarafe sevillano, este mando no hacía vida en el pueblo donde la Guardia Civil encontró toda la infraestructura para la introducción de hachís en potentes planeadoras de doce metros de eslora y equipadas con motores fuera borda. Unas embarcaciones que suelen verse en la zona del Estrecho de Gibraltar pero que no son tan habituales en ese tramo del Guadalquivir.

Más integrado en la localidad que sirviera de plató de cine para el rodaje de La Isla Mínima, de Alberto Rodríguez, estaba el mayor de los agentes que fue detenido el lunes cuando regresaba de pasar unos días de vacaciones en Zamora. Paco o Francisco vivía en Isla Mayor hacía años. Su casa fue uno de los tres puntos claves en la redada. Fuentes de la Guardia Civil apuntan a que este veterano guardia sería el objetivo central de la investigación, que acabó también con la aprehensión de 1.600 kilos de hachís.

Por ahora ha trascendido poca información del contenido de las pesquisas, declaradas secretas por la juez de la Audiencia Nacional. El auto de prisión incondicional y sin fianza que dictaba ayer confirmaba que los cuatro guardias civiles están siendo investigados por delitos contra la salud pública, cohecho, denuncia falsa y revelación de secretos; mientras que las otras dos personas que han caído en la operación, los presuntos traficantes, están imputados por tráfico de drogas y por sobornar a los guardias.

Máxima preocupación

Fuentes de la lucha antidroga confirmaron a ABC que la preocupación policial con respecto al uso constante que hacen los narcos del río Guadalquivir es máxima. Esta ruta del hachís no es nueva, pero la actividad de los traficantes se centraba sobre todo en la zona de la desembocadura, donde municipios gaditanos como Sanlúcar o Chipiona llevan décadas sufriendo las consecuencias del negocio del hachís en economías locales débiles.

Los traficantes llevan años haciendo incursiones río adentro , remontando con sus lanchas hasta el tramo sevillano para descargar los fardos en las riberas de pueblos como Coria. Sin embargo, la situación se ha desbordado y lo que eran movimientos puntuales de algunas bandas organizadas, se está volviendo algo común.

Los guardias civiles no viajaron hasta Madrid para prestar declaración porque tras comparecer ante la juez, ingresaron en la prisión de Sevilla I donde hay un módulo específico para internos de las Fuerzas de Seguridad.

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