Quién es el supuesto asesino de Laura Luelmo

Bernardo Montoya, de preso de mantenimiento a visita de «vis a vis» con su novia

Aparcó el viernes en la cárcel junto a un contenedor, pero no se deshizo de objetos

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Bernardo Montoya cumplió su última condena en octubre y salió de la cárcel de Huelva como un hombre libre. De sus 50 años, ha pasado alrededor de 22 entre rejas, pero la reinserción en su caso no ha funcionado. El viernes, cuando ya había violado y matado a Laura Luelmo , siguió con su vida normal y esa habitualidad incluyó una vuelta a su antigua casa, la prisión onubense. Allí mantuvo un «vis a vis», una comunicación íntima con la novia que tiene dentro , según confirmaron fuentes penitenciarias, que había solicitado ella.

La Guardia Civil, que no quiere dejar ni un punto sin escudriñar, conocedora de esa visita, también se presentó en la cárcel. Pidió las grabaciones de las cámaras de vigilancia en las que se ve cómo Montoya llega al centro penitenciario y aparca su Alfa Romeo (el mismo en el que trasladó a Laura Luelmo ) justo al lado de un contenedor de basura. Dado que ya en ese momento estaba controlado por los investigadores como sospechoso , querían comprobar si ese contenedor había sido el lugar elegido para deshacerse de objetos de la víctima.

Tras revisar las grabaciones, los investigadores verificaron que no se le veía arrojando nada a la basura, según fuentes del caso.

En sus entradas y salidas de prisión desde 1994 (la primera vez que ingresó por lesiones a Cecilia, la anciana a la que un año después mató con un machete) ha estado recluido en distintos módulos . El último no era un módulo de los llamados de respeto, los mejores, pero tampoco era un módulo conflictivo. Igual que no lo era, al menos en los últimos años, el preso Montoya. En su expediente constan algunas sanciones pero ya canceladas, además del quebrantamiento de condena de 2009 en un permiso penitenciario.

« Suena obsceno ahora a la vista de lo que ha sucedido , pero se portaba bien en el tiempo que estuvo en mi módulo», explica un funcionario de prisiones. De hecho, en la cárcel de Huelva tenía «destino», en concreto en labores de mantenimiento. Solo los internos con buen comportamiento y sin sanciones optan a un destino. Ni dos meses le va a durar la libertad. Como casi siempre.

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