El PNV presiona a Rajoy para blindar su «autogobierno económico» a cambio de su apoyo
El arreglo sobre el Cupo «supone una paz fiscal de quince años», asegura el Gobierno vasco
El Gobierno y el PNV estiran al máximo la cuerda negociadora de los Presupuestos Generales de 2017. Tanto es así que el debate de las enmiendas a la totalidad arranca hoy sin que el pacto esté cerrado con los nacionalistas vascos, cuyos cinco escaños son cruciales para que el Pleno del Congreso no tumbe las cuentas del Ejecutivo en la votación que se celebrará mañana. El «tira y afloja» sigue siendo tenso, aunque, lejos de romper, los dos equipos negociadores ambicionan un acuerdo que anunciar en «cuestión de horas». Sería el primer pacto de alcance entre el PP y el PNV en veinte años. El primero desde la etapa en la que el partido nacionalista, con Xabier Arzalluz al frente, facilitó el Gobierno de José María Aznar . Se espera que Mariano Rajoy y el líder vasco, Andoni Ortuzar , den el espaldarazo definitivo al acuerdo hoy mismo.
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La rúbrica deberá llegar antes de que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, tome mañana el turno de palabra en la Cámara y posteriormente se voten en bloque las siete enmiendas de totalidad de sendos grupos de la oposición. Pero el entendimiento no es fácil porque, más allá de la materia estrictamente presupuestaria y el Cupo vasco, ha entrado en juego la histórica reivindicación de los nacionalistas de blindar su autogobierno, económico y político. Romper con la actual «absoluta subordinación al Estado», según su plan de nuevo estatus. Y a eso, el Gobierno se opone.
Contactos intensos
La negociación entre Moncloa y el PNV está siendo frenética desde que el jueves por la noche el presidente Mariano Rajoy telefoneara al líder peneuvista, Andoni Ortuzar, para desbloquear el pacto. El viernes, tras el cruce de documentación prometida por Moncloa, el PNV renunció a registrar su enmienda a la totalidad sobre el proyecto de Presupuestos y daba aire al Gobierno: «Existe la expectativa de lograr un acuerdo muy beneficioso para Euskadi» , anunció el portavoz del grupo vasco en la Cámara, Aitor Esteban, aunque avisó de que aún pueden sumarse a los vetos de la oposición si el Gobierno no cumple con sus exigencias. Rajoy otorgó al gesto un «alto valor político», pero reconoció que quedaban flecos por atar para lograr el acuerdo que conceda al Gobierno la estabilidad deseada.
Durante el fin de semana, pero sobre todo en los festivos del lunes y de ayer en la Comunidad de Madrid, los contactos se han intensificado entre el grupo vasco y el equipo de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría . En concreto, entre el secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón , y el portavoz nacionalista, Aitor Esteban , que tratan de acercar posturas tras haber estrenado un «deshielo» en las relaciones bilaterales entre ambos gobiernos.
A finales de año, la vicepresidenta se comprometió con el PNV a reducir la litigiosidad con el País Vasco y a dirimir sus diferencias en la comisión bilateral antes de recurrir ante el Tribunal Constitucional. Los nacionalistas reconocen que su relación ha mejorado y celebran la retirada de recursos contra la Ley Municipal vasca o la habilitación de oferta pública de empleo para la Ertzaintza, tras años de veto por los recortes dictados desde Madrid. También Santamaría sacrificó al entonces delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo , por su perfil demasiado combativo con el nacionalismo.
El Cupo, más cerca
En todo caso, la partida económica sigue siendo importante. Falta por finiquitar el acuerdo en torno al Cupo vasco , la cantidad que el Gobierno de Vitoria abona al Estado en concepto de competencias no transferidas, como Exteriores, Defensa o infraestructuras como los puertos y aeropuertos. El acuerdo sobre la liquidación está cerca, según fuentes involucradas en la negociación, que en este caso queda en manos de los dos ejecutivos, central y autonómico. El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka , valoró ayer que se han producido «avances muy importantes» y que la aprobación de una nueva Ley Quinquenal «supone una paz fiscal para quince años», informa Adrián Mateos. Se dejarían atrás diez años de disputas sobre la metodología del cálculo de las cantidades entre el Ministerio de Hacienda y la consejería vasca.
Pero desde el PNV se recuerda que el arreglo sobre el Cupo «es obligado, pero no es suficiente» , e insisten en que hay otros temas pendientes sobre la mesa que son condición «sine qua non» para su apoyo parlamentario.
En el equipo negociador de los nacionalistas está jugando un papel importante el diputado Mikel Legarda , un jurista experto en el desarrollo del Estatuto autonómico de Guernica y que ya tuvo experiencia en el traspaso de competencias durante el mandato de Aznar, con Rajoy como ministro de Administraciones Públicas. «Se sabe hasta las comas del Estatuto de Guernica, de la Constitución y de todo lo que tenga que ver con el autogobierno y el desarrollo autonómico», destaca el perfil público del diputado que su partido reseña en su página web.
Una prueba más de la importancia que le confiere el PNV a la negociación de los Presupuestos, que trasciende lo puramente monetario. También se han cerrado preacuerdos para la rebaja de la tarifa eléctrica que pagan las grandes empresas vascas o las inversiones en infraestructuras ferroviarias.
«No son temas fáciles de resolver sin la presión de los tiempos», reconocen en Sabin Etxea, donde en todo caso ayer aguardaban a la intervención definitiva de Rajoy para decidir el sentido de su voto. Será in extremis, pero lo cierto es que anoche no se descartaba que pueda haber hoy una fotografía del acuerdo entre Ortuzar y Rajoy. Igual que las realizadas con otros partidos en el Congreso.
