PP y PNV refuerzan su idilio presupuestario
La mejora del cupo deja una rebaja fiscal que pone en alerta a las regiones limítrofes
La crisis catalana ha dañado el idilio entre el Gobierno de Mariano Rajoy y el PNV, pero no lo ha roto. Los nacionalistas vascos, acostumbrados a aprovechar su fuerza de escaños en Madrid en beneficio propio cada vez que los inquilinos de La Moncloa les han necesitado, se las prometían muy felices en esta legislatura en la que estaban dispuestos a pactar con Rajoy todo lo posible. Estabilidad a un buen precio. Así sacaron adelante los Presupuestos Generales de 2017 , a cambio de suculentas inversiones y la joya de la corona: una revisión más ventajosa del cupo vasco que ha soliviantado al resto de comunidades que están a la espera de que el Gobierno aborde la reforma de la financiación general.
Pero la intervención del Gobierno para frenar la tormenta separatista en Cataluña obligó al partido vasco a replegarse, sin margen político para entenderse con quien ha cesado a sus pares nacionalistas catalanes mientras dure el 155. «No hay clima» , advirtieron a Rajoy. Mientras no se forme el nuevo Govern salido de las urnas del 21-D no volverán a la mesa de la negociación en Madrid. Sin embargo, el cortejo entre PP y PNV no ha parado . Tras la aprobación del cupo la semana pasada, los populares vascos firmaron ayer las segundas cuentas del Ejecutivo de Iñigo Urkullu a cambio de lograr una importante reforma fiscal. En cuanto se levante el 155, el PNV negociará los Presupuestos Generales de 2018.
Lo más relevante del acuerdo vasco es que el impuesto de Sociedades bajará del 28% al 24% en dos años . Y ahí resurge el conflicto con las comunidades limítrofes que temen que exista discriminación fiscal debido a que el tipo común para las empresas en España es del 25%. Desde el PP vasco se muestran «seguros» de que Hacienda reducirá el tipo común en 2019, año electoral, y señalan que en estos últimos años la presión fiscal en el País Vasco ha sido superior «y nadie se ha quejado».
Pedro Sanz, la gran 'bestia negra' del concierto vasco, cree que un mejor cupo beneficia al resto: «Significa que habrá más dinero para todos»
Los gobiernos de La Rioja y de Castilla y León avisan que estarán muy «vigilante» y denunciarán competencia desleal entre territorios, igual que hizo el anterior presidente riojano, Pedro Sanz . El hoy vicepresidente del Senado declaró la guerra a las «vacaciones fiscales» vascas, que ganó, obligando al País Vasco a pagar una multa millonaria a Bruselas. Sanz, la gran ‘bestia negra’ del concierto vasco, no cuestiona sin embargo ahora el pacto sobre el cupo y niega que exista una rebelión en el PP más allá de la exigencia de transparencia de Alberto Núñez Feijóo y de garantizar la equidad de Juan Vicente Herrera . «Honestamente: no puede haberla porque todas las comunidades saben que si el cupo vasco va bien, al resto le irá bien. Si el País Vasco recibe más, las del régimen común también vamos a tener más», afirma en conversación con ABC. En el caso de que el ministro Montoro no «afloje» con las comunidades comunes entonces sí que «habrá problemas» de sublevación contra el cupo y el concierto, pronostica.
Impacto limitado
Hasta la reforma fiscal de 2015, que redujo el tipo nominal del territorio común del 30% al 25%, las diputaciones vascas habían tenido un impuesto más bajo que el resto de España. ¿Puede provocar la bajada de Sociedades que haya traslados de empresas a País Vasco? Aunque pueda haber algún caso aislado, los asesores consultados lo descartan. Si bien País Vasco tiene un tipo más alto que el resto de España -incluida Navarra-, sus deducciones son mucho mayores , por lo que la presión fiscal para las empresas es más baja.
Precisamente, la rebaja fiscal que aprobó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, bajó los tipos pero también recortó considerablemente las bonificaciones para las compañías. La reforma que ahora aprobará País Vasco redunda en la filosofía de la «reforma Montoro»: los tipos nominales adelgazarán, pero se elevará el suelo mínimo de tributación y se limitarán las deducciones para las empresas. Por tanto, el impacto será limitado.
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