El PP nacional cierra filas con las bases locales de toda España frente al avance de Vox

García Egea hace una gira por todo el país para defender el proyecto de Casado

Teodoro García Egea y Pablo Casado, en una reunión del PP ABC

Mariano Calleja

El número dos del Partido Popular, Teodoro García Egea , ha emprendido una gira por toda España para explicar a las bases la posición de Génova ante la candidatura de Sánchez a la Presidencia del Gobierno , y cerrar filas en torno al proyecto de Pablo Casado . El secretario general del PP se está reuniendo en sedes locales del partido por todo el país con dirigentes y militantes para asegurarse la unidad interna y vertebrar la actuación de los populares, sin que haya disonancias.

El plan puesto en marcha por García Egea está enfocado sobre todo a medianos y pequeños municipios . En las últimas semanas ha visitado Jaca, Matapozuelos, Güejar Sierra, Arnuero, Morón, Ajo, Almoradí, Benahavís y Huevar de Aljarafe. Pero la ruta continúa y pretende llegar a todas las provincias.

Las visitas no están organizadas y preparadas de antemano. El secretario general del PP para en cualquier momento en un pueblo y se reúne con afiliados, militantes o cargos del partido, y mantiene con ellos encuentros informales, en los que además de explicar y defender la posición nacional del partido en asuntos clave, atiende sus preguntas e inquietudes. «Se trata de hacer partido y cerrar filas en un momento decisivo para el centro-derecha», comentan en el PP.

Fuentes próximas al número dos de los populares señalaron que el objetivo es trasladar «el impulso nacional que Pablo Casado ha dado al PP a la estructura de todo el partido».

García Egea quiere fortalecer esa estructura territorial desde las bases, en un momento en el que la competencia por la derecha está creciendo. En las últimas elecciones generales, el PP mejoró su resultado por el centro, al recuperar más de 600.000 votos y pasar de los 66 escaños a 89, que procedieron sobre todo de Ciudadanos . Pero no logró frenar la fuga por la derecha hacia Vox, que pasó de 24 a 52 diputados en el Congreso.

Génova quiere dar instrumentos políticos a las bases para confrontar sus ideas con las de Vox y evitar desde abajo que continúe el trasvase de votantes por la derecha. La unidad y el cierre de filas del partido en todos los rincones es ahora mismo, para la dirección nacional, fundamental.

Debate interno

El debate interno en el Partido Popular sobre su posición en la investidura de Pedro Sánchez ha dado pie a todo tipo de opiniones. Algunos barones defendieron una gran coalición, dirigentes históricos pidieron la abstención y miembros de la dirección nacional, como Cayetana Álvarez de Toledo , se mostraron partidarios de un Gobierno de concentración de los grandes partidos, con Sánchez incluido. El debate quedó zanjado cuando Pablo Casado expuso ante los órganos parlamentarios y políticos del PP la posición oficial del partido, el «no» rotundo al candidato socialista, con una oferta de pactos de Estado para la gobernabilidad posterior.

Pero dentro del PP también ha habido debate sobre la manera de hacer frente al avance de Vox, y la relación que debería mantener el partido con esta formación que algunos populares sitúan en la extrema derecha, como dijo el propio Casado tras las elecciones de abril, otros en la «derecha muy conservadora», como dijo el alcalde de la capital ayer en la entrevista de ABC , y alguno solo en el «populismo barato» sin ideología de ningún tipo, como dice García Egea. En Génova sostienen que a Vox hay que hacerle frente desde la moderación, «que es donde se ganan las elecciones», y sobre todo sin rehuir un solo debate ideológico cuando se plantee, sino siempre dando la batalla.

La gira del número dos del PP para «hacer piña» con las bases locales se produce, además, tras las tensiones que han existido en varias comunidades con la dirección nacional en los últimos procesos electorales, a raíz de la elaboración de las listas y las imposiciones que se hicieron desde Génova. En algunos territorios, como Castilla y León, Asturias o Cantabria , el malestar fue evidente en esos procesos por las «injerencias» que se produjeron, lo que generó desconfianza entre las direcciones regionales y la nacional.

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