Todo irá bien

El pollo del destierro

Puigdemont empieza a tomar conciencia de que los suyos le han traicionado

Carles Puigdemont, con Elsa Artadi y Quim Torra en Berlín, EFE
Salvador Sostres

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Puigdemont empieza a probar el pollo amargo del destierro. Del «pollo de cojones» que dijo que tenía el Gobierno, cuando en diciembre su candidatura superó a Esquerra Republicana, ha pasado a tomar conciencia de que los suyos le han traicionado .

El expresident considera que ERC y el PDECat sólo se han preocupado de los políticos presos en sus negociaciones con los socialistas, y que han dejado de lado a los que huyeron, lo que es tan cierto como que a Puigdemont no le importó, en su fuga y su posterior propaganda, condenar a la prisión preventiva a los que, a diferencia de él, asumieron su responsabilidad y se sometieron a la acción de la Justicia. En este mismo sentido, el fugado de Berlín ha dictado una fatwa contra quien este sábado acuda a la boda de su exconsejero Santi Vila, por considerarlo un «traidor unionista». Desde Junts per Catalunya, siguiendo las instrucciones del desterrado, se ha advertido que «quien se deje ver en la ceremonia tendrá que atenerse a las consecuencias».

Puigdemont se ve languidecer en el olvido de sus supuestos soldados, que ha preferido el sueldo mensual a cualquier heroicidad que pudiera meterle en alguna dificultad legal. Pero no sólo Esquerra y el PDECat le están abandonando: también los más suyos, que han pasado del « Puigdemont o elecciones » al «qué hay de lo mío», protagonizando las más surrealistas escenas de viejas que se tiran del moño en el palacio de la Generalitat. Sólo Quim Torra permanece en el intento de que la llama del exalcalde de Gerona no se extinga, pero a Torra también se le da por amortizado y los irredentos preparan el asalto de Elsa Artadi al poder.

El actual president, emulando a Jordi Pujol , dice hoy una cosa y mañana porque cree que está en una negociación y trata de intimidar al adversario, cuando a Jordi Pujol no le llega a la suela del zapato, ni está en una negociación sino en una rendición que los socialistas tratan de edulcorar para hacerse los dialogantes, y el adversario no es España, sino ellos mismos en sus peleas cainitas, en su fin de recorrido, y en su derrotado estar muy por debajo, política y profesionalmente, del objetivo independentista que se propusieron.

Como advirtió el notario Alfons López Tena el mismo día 2 de octubre, el catalanismo político ha acabado en una batasunización de baja intensidad, negociando el acercamiento de los presos y regañando por los lacitos amarillos, diversos peldaños por debajo de esa kale borroka que incendiaba autobuses o cajeros automáticos.

El pollo del destierro

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