Políticos después de la política: un camino de regreso a su vida profesional

Lejos de los parlamentos hay más espacio para el ocio, la lectura, las amistades y la familia

Juan Carlos Girauta y Albert Rivera EFE

Juan Casillas Bayo , Mariano Calleja y Gregoria Caro

Todos coinciden. La política engancha y da lo mejor y lo peor. Esa inigualable sensación de servicio público, de contribuir a mejorar la vida de los ciudadanos, queda supeditada a la entrega, al abandono del ocio y al sacrificio del tiempo con familiares y seres queridos . Durante meses, años o décadas, los políticos se introducen en una vorágine de campañas electorales, investiduras y sesiones parlamentarias.

El final, tarde o temprano, llega. Y ahí divergen los caminos y actitudes adoptados por unos y por otros. Acostumbrados a una clase política en constante reciclaje, acomodada en los cargos orgánicos cuando su etapa de esplendor decae, es extraño ver a un político que después de unos años de servicio público hace sus maletas y regresa a una profesión fuera de ese ámbito.

Es cierto, eso sí, que cada vez son más los que lo hacen. El expresidente de Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, reapareció el lunes a golpes de bombo y platillo para anunciar lo que quizá no debería ser una excepción: que tras un tiempo dedicado a los españoles, volverá al ejercicio de su actividad profesional.

Cs es un partido que siempre ha presumido de proceder de la sociedad civil, de tener experiencia laboral fuera de la política y de no depender de obtener diputados o concejales para que sus dirigentes puedan ganarse la vida. Pero estos ejemplos son transversales y no terminan en esta formación.

Posiblemente el que más llame la atención sea el del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. Tras perder la moción de censura y superado el congreso del PP, anunció su regreso a su plaza como registrador de la propiedad en Santa Pola (Alicante). Estuvo allí un mes, hasta que consiguió el traslado a Madrid. Pero ahí sigue, desempeñando la misma función que antes de dar el salto a la política . También las populares Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal han marcado rumbos distintos tras perder las primarias frente a Pablo Casado. Ambas abogadas del Estado, Sáenz de Santamaría es ahora consejera de Estado, nombrada por el Gobierno de Pedro Sánchez; mientras que Cospedal dio el salto a la esfera privada y trabaja ahora en el bufete CMS Albiñana & Suárez de Lezo.

Este martes, en el acto de presentación del centro que dirige el exdiputado de Cs Toni Roldán, Esade Center for Economic Policy & Political Economy, coincidieron él, el exdiputado del PSOE Eduardo Madina y el exdiputado autonómico del PP Borja Sémper. El socialista lidera Kreab Research y el popular es el responsable de Relaciones Institucionales de EY. Tres ejemplos más de cómo sigue la vida más allá de la política. Además de Rivera y de Roldán, en Cs hay otros casos como los de Fernando de Páramo, Juan Carlos Girauta o Xavier Pericay. José Manuel Villegas y Fran Hervías, una vez concluya el proceso de sucesión en el seno del partido, también explorarán otros horizontes.

Reseñable es también el caso de Carolina Bescansa, cofundadora de Podemos, que dos veces dejó la cosa pública. Tras perder la relación con Pablo Iglesias volvió a dar clases y a ser investigadora en la Universidad Complutense de Madrid. Regresó meses después a la política recuperada por Íñigo Errejón, pero al no lograr escaño el 10-N volvió a las aulas otra vez.

ABC lleva hoy en sus páginas sus casos y se ha puesto en contacto con algunos de ellos para que expliquen su nueva etapa. Las respuestas suelen coincidir. Recuperar tiempo para aficiones y amistades, y dejar espacio al deporte o a la cultura. Pero más allá del ocio, muchos rompen hoy el mito de que el político, por naturaleza, se aferra siempre al sillón. Cada vez abundan más ejemplos de exparlamentarios que, tras una etapa de servicio, desempeñan nuevos quehaceres y se marcan otros retos.

Albert Rivera: «La libertad para irme de la política me la dio mi profesión»

El pasado lunes, la expectación mediática era máxima. El único presidente que ha tenido Ciudadanos (Cs) hasta la fecha, Albert Rivera, reaparecía tras más de tres meses de silencio en plenas primarias de su partido. Precisamente hoy se conocerá a su sucesor o, como todo apunta, sucesora. Fueron exactamente, como él mismo recalcó en varias ocasiones, tres meses y veinte días. «Una eternidad». De momento, la política para él es un punto y aparte . Ni se plantea por ahora regresar.

Rivera se quedó en la eterna promesa, en candidato a presidente del Gobierno, pero nunca alcanzó la cima. En su última etapa, tras trece años de ascenso constante, quiso buscar atajos y ser el líder del centro-derecha. Por su mente no pasaba ser vicepresidente del Ejecutivo, y ahí quizás estuvo su perdición política.

Ahora, regresa a su profesión. «En esta nueva etapa, quiero volver a hacer aquello que soñé desde pequeño: ser abogado, volver a defender derechos y libertades, ayudar a las empresas a levantarse, a la gente a soñar». Anunció su fichaje por el despacho Martínez Echevarría, como adelantó ABC la semana pasada, pero prefirió no mojarse sobre la actualidad política. Parafraseando a Felipe González dijo no querer ser un «jarrón chino» ni «tutelar» a nadie. Eso, a pesar de que González en su día se refería a los expresidentes del Gobierno, escalón al que no subió Rivera.

En este tiempo de descanso, el expresidente de Cs escribió un libro, «Un ciudadano libre», que se publicará el 15 de abril. También aprovechó para hacer mucho deporte -él es un gran apasionado de la natación- y para leer. Pero después de desconectar, tras meses de intensísima actividad, vuelve ahora al trabajo. El despacho se puso en contacto con él en diciembre y, aunque en un principio Rivera se lo pensó, le hizo una oferta difícil de rechazar: será el presidente ejecutivo para España y Portugal, encabezará también el nuevo consejo de administración y, lo que más le gusta, liderará la nueva estrategia para modernizar y hacer crecer al despacho.

El exdiputado, como hizo desde los inicios de Cs, se dedicará a captar talento y atraer a su «nueva casa» a los mejores abogados y juristas del país. No se arrepiente de su paso por la política, pero ahora la puerta de regreso está cerrada. «Me siento muy orgulloso de haber servido a los españoles», decía, visiblemente relajado. Con una serenidad en el rostro que hacía tiempo que no lo acompañaba.

Siempre fue defensor de que a la política tenían que llegar profesionales que estuvieran de paso y criticó la figura del «político profesional», así que, con la distancia que toma ahora, es coherente con lo que pregonaba.

Su apuesta, a «largo plazo», la compaginará con la participación en foros y conferencias. Pero ahora, a sus cuarenta años, mira también con ilusión a su segunda paternidad y al reto de «cambiar pañales». «Viva la libertad», concluyó, como aquel lejano 11-N.

Juan Carlos Girauta: «Ahora leo cinco horas al día, que es el mayor lujo que existe»

Juan Carlos Girauta es un hombre feliz. «Perder unas elecciones tiene una ventaja para los que nos tomamos esto como un servicio público», explica en conversación con ABC, con la conciencia tranquila de haber dado todo durante años. El exdiputado de Ciudadanos (Cs) no echa de menos «para nada» la política activa, pero él es de los que se batió el cobre en Cataluña cuando unos y otros miraban hacia otro lado con las cesiones al nacionalismo.

Su vida, explica, es «muy tranquila»; «con la liberación total del estrés» que persigue a los políticos en su rutina diaria. En Cs desembarcó en 2014, cuando ganó el acta de eurodiputado. «Sin Albert Rivera no habría entrado en política. Si me metí, fue por él», constata.

Después fue diputado en el Congreso desde las elecciones de diciembre de 2015 hasta el 10-N, fue portavoz hasta el año pasado, y dio por concluida su etapa en la política el mismo día que Rivera dijo adiós.

«Leo cinco horas al día, que es el mayor lujo que existe», proclama, con un deje de satisfacción en su voz. Él y el diputado de Cs Guillermo Díaz, durante sus años juntos en la Cámara Baja, prácticamente protagonizaron una batalla por ver quién compraba más libros. Ahora, por fin, Girauta podrá leerlos amén de acumularlos en la estantería.

Periodista de profesión, ahora trabaja como columnista de ABC y colabora en dos programas televisivos de Mediaset. Lo que le permite el tiempo entre lectura y lectura.

Xavier Pericay: «Me queda cierta sensación de vacío; cuesta desengancharse»

Xavier Pericay se incorporó tarde a la política. Es uno de los fundadores de Ciudadanos (Cs), pero hasta el 2015 no se decidió a su ejercicio en activo. Fue elegido entonces diputado autonómico en el Parlamento balear y asumió la responsabilidad del área de Educación en la ejecutiva de su partido. Dimitió en julio de 2019, desencantado tras la crisis interna desatada por la renuncia de Toni Roldán.

Ahora, según relata a este diario, se va a dedicar a «jubilarse». Pero hasta ese momento, seguirá trabajando en varios proyectos literarios que tiene en el tintero. Sobre la mesa tiene una oferta de varios periódicos para colaborar en ellos, pero aún no ha tomado ninguna decisión. De momento, se centra en «avanzar hacia la desconexión».

«Me queda cierta sensación de vacío; cuesta desengancharse del todo», comenta sobre su paso por la política. Descarta absolutamente volver a ejercerla en el futuro, pero todavía tiene muy reciente su paso por ella.

Tras su renuncia, escribió el libro «¡Vamos?», sobre sus años activos en Ciudadanos, pero ahora confía en poco a poco quitarse «adicciones». Hacer más vida familiar, viajar y pasar más tiempo con su mujer copan gran parte de sus planes. Y también leer, «leer mucho», de lo acumulado estos años.

Borja Sémper: salto a la empresa privada tras 27 años en política

Borja Sémper entró en Nuevas Generaciones del PP con 17 años y el pasado mes de enero, después de casi 27 años en diferentes puestos del partido, ha dicho adiós a la política para pasar a la empresa privada. Un salto de Guipúzcoa a Madrid. En su despedida, Sémper explicó que ponía fin a una etapa personal, pero no quiso marcharse sin dejar un recado al resto de políticos y compañeros. Defendió unos partidos que no sean «trincheras» y que actúen desde el respeto al adversario.

Después de toda una vida dedicado a la política, Sémper, que es licenciado en Derecho, optó por echarse a un lado cuando su partido abrió una nueva etapa con Pablo Casado al frente, con la que él no se llegó a identificar. En las primeras decisiones políticas desde la dirección nacional, relativas al PP guipuzcoano, quedó claro que su criterio era bastante prescindible. Sémper no esquivó el choque frontal con algunos de los nuevos pesos pesados del partido, como Cayetana Álvarez de Toledo. Su carrera política en el PP vasco estaba así abocada a su término, y fue en ese momento cuando decidió dar el salto a la empresa privada. Sémper ha intentado desde entonces guardar respeto en sus declaraciones hacia el PP, y ha sido mero espectador de la última crisis de los populares vascos, que acabó con la dimisión de Alfonso Alonso. Con la salida de Sémper, primero, y de Alonso, después, el PP vasco ha iniciado ya la prevista renovación interna.

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