La Policía registra un pozo en Pontevedra en busca de Sonia Iglesias, desaparecida hace una década
La nueva inspección ha sido negativa. Su pareja, imputada dos veces, nunca ha colaborado
Agentes de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial han registrado durante toda la mañana un pozo en la parroquia de Marcón, en Pontevedra, en busca de Sonia Iglesias , la mujer desaparecida en agosto de 2010 en el centro de la ciudad tras acompañarla su pareja a hacer unas gestiones. Desde aquel día la Policía nunca ha dejado de buscarla, convencidos como están los investigadores de la implicación de él en la muerte y desaparición de Sonia. Julio Araújo , padre de su hijo, ha sido imputado dos veces a lo largo de estos años, pero sin ningún resultado.
Los agentes han estado rastreando un pozo en la parroquia de Marcón que no se había descubierto hasta ahora para descartar que los restos de Sonia puedan estar ahí. Tras varias horas de trabajo, el resultado ha sido también negativo. «No podemos dejar ningún fleco», explican los investigadores. «Cualquier posible indicio o punto de interés, lo miramos».
Hace dos años, se llevó a cabo una entrada y registro en una casona deshabitada muy próxima, que cuenta con un gran patio de tierra en la parte trasera, otro pozo y una fosa séptica. Los investigadores tras analizar de nuevo los últimos movimientos de Araújo consideraron que hubiera podido llevar a la mujer a esa vivienda. Se levantó la casa y se examinó a fondo con ayuda de un georrádar. Tampoco hubo resultados. Araújo fue interrogado por cuarta vez tras realizarse esos registros y quedó en libertad, de nuevo. Los investigadores también inspeccionaron un coche de la pareja del hermano de Araújo, que había sido abandonado en un taller de Vilalonga.
La última pista de Sonia es de las 10.30 de la mañana de aquel día de agosto de 2010 . A la una y media entraba a trabajar en la tienda de Massimo Dutti de la que era encargada, pero no se presentó. Sonia, de 38 años, tenía un hijo de nueve con Araújo. Su familia nunca creyó que se hubiera ido de forma voluntaria. La cartera y el teléfono móvil de la mujer, del que no se separaba, aparecieron mucho después. La primera la encontró un toxicómano cerca del cuartel de la Guardia Civil.
Unos días antes de la desaparición, Sonia le había dicho a su pareja que quería separarse. Esperó hasta que celebraron la comunión de su hijo Alejandro. Araújo mintió desde el principio . En la casa que compartía se halló un preservativo en la papelera. Él dijo que era la prueba de lo bien que se llevaban. Sólo tenía ADN de él, lo que significaba que no tuvieron realciones. Para los investigadores es una más de las coartadas que preparó.
En 2015 el Juzgado número 3 de Violencia sobre la Mujer de Pontevedra acordó el sobreseimiento provisional. La Audiencia lo confirmó. Pero la Policía sigue trabajando. Los encargados del caso prometieron a la familia que nunca abandonarían.