La pinza de Iglesias con Bildu y ERC pone en guardia al PNV

La alianza con Rufián y Otegui en Madrid ahorma los ansiados tripartitos catalán y vasco. El reciente pacto en Irún entre el PSE y Podemos enciende la primera alarma en Sabin Etxea

Iglesias, con los portavoces de Bildu en su Vicepresidencia del Gobierno

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Las maniobras de Pablo Iglesias para armar la legislatura sobre el apoyo de Bildu y ERC, sus socios predilectos, tensionan al PNV, que empieza a sentir sobre su propio lomo la patada para apartar a Inés Arrimadas de la ecuación «progresista». El partido nacionalista, tan elogiado por el vicepresidente segundo en el Congreso, es el enemigo a batir en el País Vasco , hasta hoy invencible de la mano del PSE. Pero en Sabin Etxea miran con ansiedad creciente el bloque de Iglesias, Otegui y Rufián, que triangulan en el objetivo de conformar tripartitos de gobierno con los socialistas en Cataluña y en el País Vasco.

El malestar del PNV es patente . Sus dirigentes llevan semanas aireando en privado sus recelos por que Iglesias, con permiso de Sánchez, haga y deshaga a su antojo la estrategia de pactos con sus nuevos socios estratégicos, con Bildu al timón del Estado. Su líder, Andoni Ortuzar, reclamó hace unos días al presidente que diera «un golpe en la mesa» de autoridad ante las escaramuzas presupuestarias de su vicepresidente con ERC y Bildu. Pero no ha sido así; el noviazgo político con estas fuerzas se ha consolidado y en el PNV empiezan a ver los riesgos para su matrimonio con el PSE, con el que gobiernan todo el entramado institucional vasco. O casi todo.

La primera alarma se ha encendido en Irú n , la segunda ciudad más importante de Guipúzcoa tras San Sebastián, donde socialistas y Podemos han llegado a un acuerdo inédito en la comunidad. Gobernarán juntos con unos Presupuestos que llevan la firma de Bildu. Es la primera piedra del soñado tripartito vasco de Iglesias y Otegui , que ya defendieron durante la campaña electoral pero que ahora coge forma en la villa fronteriza. El ensayo en fase uno.

El PNV sabe que su peso específico en Madrid, su «influencia», puede sufrir una rebaja drástica con tanta oferta. El Gobierno acaricia 190 apoyos para los Presupuestos

Desde Sabin Etxea afirman que este es un hecho aislado , un garbanzo negro en la olla, una anécdota. Que la gran coalición entre el PNV y el PSE tiene una «salud de hierro», repiten. Los dos socios históricos vascos, que ya gobernaron en coalición en los ochenta y noventa, descartan cambios a corto o medio plazo. Pero el abanico de pactos se ha ampliado dejando al PNV fuera de juego . Los nervios se han colado en la sede central del partido centenario.

«Hegemonía casposa»

Podemos avisa de que Irún es solo el principio de su envolvente al PNV . Sus dirigentes vascos aseguran que han roto la inercia del bipartito de Urkullu y ayer anunciaron que negociarán los Presupuestos del Gobierno autonómico solo con el PSE, excluyendo al PNV. Su objetivo: acabar con la «hegemonía casposa» de los herederos de Sabino Arana.

«Nuestros votos para que su secretario general sea ahora vicepresidente del Gobierno no les parecieron ni tan casposos ni tan poco democráticos», se revolvió la presidenta peneuvista en Vizcaya, Itxaso Atutxa. Las relaciones entre las dos direcciones políticas del PNV y Podemos en el País Vasco rayan el hielo.

Podemos avisa de que Irún es solo el principio de su envolvente al PNV: «Es una gran noticia que sigue afianzando un rumbo de progreso en cada vez más lugares», afirma Iglesias

Iglesias saludó por Twitter el acuerdo para gobernar Irún con los socialistas: «Es una gran noticia que sigue afianzando un rumbo de progreso en cada vez más lugares», escribió tras declarar en la campaña vasca que en su alianza natural no está el PNV. Al contrario, su ecuación política pasa por Bildu . Este lunes ensalzó el «recorrido ético» de los de Otegui, su aportación a que ETA desapareciera, dijo asumiendo la tesis de Zapatero del «hombre de paz». Frente a PP y Vox, donde anidaría el franquismo: «Reivindican directamente los gobiernos de la dictadura».

Lo cierto es que el PNV, que ha sido el principal suministrador del Gobierno de España desde que CiU se hizo el harakiri fiando su destino al «procés», observa con atención cómo se le acumulan los pretendientes a Sánchez. Y aunque sigue considerándose como socio preferente de Moncloa, sabe que su peso específico en Madrid, su «influencia», puede sufrir una rebaja drástica con tanta oferta. Sus seis diputados se diluyen en la mayoría ensanchada de 190 que acaricia el Gobierno para sacar adelante sus cuentas. Aunque desde Sabin Etxea señalan que sus votos valen más por lo cualitativo que por lo estrictamente cuantitativo. Que el PNV firmó un pacto de investidura con Sánchez mientras que ERC y Bildu se abstuvieron. Y eso, insisten, se tiene que notar. Aunque Sánchez sigue dejando a Iglesias hacer su propia entente.

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