Sumario de la operación Kitchen
Pino: «Hemos hecho muchas operaciones, pero todo por el interés de España»
El ex DAO de la Policía echa balones fuera: la operativa era cosa de sus subordinados y los fondos reservados, del secretario de Estado
Eugenio Pino, el que fue director adjunto operativo (DAO) de la Policía durante la operación Kitchen e imputado en la causa, trató en su declaración judicial del 8 de octubre de 2019 de restar importancia a la operación, pero sobre todo de desviar el foco ... de él mismo. Tanto, que llegó a afirmar que los seguimientos y vigilancias ilegales al entorno de Luis Bárcenas «eran los retales del asunto». El juez Manuel García Castellón acababa de afearle sus continuos balones fuera. «Trata de enmascarar lo importante que es para usted la operación», le reconvino. «La operación Bárcenas afectaba directamente al PP, a los que le habían nombrado a usted y no puede usted considerarlo como un asunto de que tiene 70.000 policías a su cargo y vaya usted a saber lo que cada uno lleva (...) Esta es una operación de extraordinaria importancia para los dirigente del PP como después se ha demostrado con alguna sentencia que hay por ahí», ironizó el magistrado. «Permítame que ponga en duda que era un asunto más».
«De retales, nada», prosiguió el magistrado tras recordarle que Sergio Ríos, el chófer de Bárcenas, fue a la sede del PP y recogió dispositivos «o lo que sea» y él era confidente policial. «Póngase en mi lugar que tenga mis dudas». En la declaración, la segunda que hizo, a la que ha tenido acceso ABC, se le investigaba ya por un segundo delito de malversación fondos públicos por entregar supuestamente al comisario Enrique García Castaño fondos reservados.
En ella, Pino vuelve a hacer alarde de su patriotismo para justificar esos pagos y tras explicar que Castaño era el encargado de alquilar todos los coches reservados de la Policía («un método que autoricé yo») se despacha con la siguiente afirmación: « Hemos hecho muchísimas operaciones y algunas nos pondrían los pelos de punta pero todo es por el interés nacional, la seguridad ciudana y el interés de España» . Si otro cuerpo policial pedía una matrícula en un seguimiento por ejemplo a Castaño le saltaba una alerta en la agencia de alquiler.
Policías y guardias civiles «molestando» al chófer
Pino dejó sin respuesta muchas de las cuestiones que le planteó el fiscal Anticorrupción Miguel Serrano durante casi una hora y media alegando que ya había respondido en su anterior comparecencia. Hasta cuatro policías (tres de ellas comisarios) actuaron en Kitchen como controladores: Marcelino Martín Blas, en ese momento jefe de Asuntos Internos, José Villarejo, Enrique García Castaño (jefe de la UCAO) y Andrés Gómez Gordo, director de Seguridad de Dolores de Cospedal, entonces fuera del Cuerpo. Fue este el que le dijo que policías y guardias civiles estaban «molestando» a Sergio Ríos para que les diera información y le recomendó que lo captaran como confidente.
«Acudió a mi despacho dijo que tenía una persona de confianza molestada por policías y guardias civiles y que sería conveniente que trabajara para nosotros». A continuación vuelve a escurrir el bulto y asegura que cree que fue Villarejo quien controló a Ríos. «Yo no sabía de su existencia, no le he visto nunca». Y pese a que el jefe de la UCAO aseguró que el encargo se lo hizo el DAO este dijo que es «un rumor». Tampoco autorizó que se le pagara, aunque admitió que el chófer se quedó sin trabajo y como los controladores querían que siguiera «se le dio una ayuda». Le pagó Gómez Gordo, Villarejo y «creo que también Martín Blas», pero «yo ese dinero ni lo veía ni sabía dónde se cobraba, solo la autorización».
No solo descargó la responsabilidad en otros policías, también en el secretario de Estado, Francisco Martínez. «La investigación la llevaban los investigadores, yo tenía referencias, si hubiera habido un resultado me habría enterado, me iban filtrando pequeños detalles», explicó. «Es evidente que usted no quiere vestirse de DAO», le espetó el fiscal. «Yo le dije (al jefe de la UDEF, que investigaban Gürtel) estos están descubriendo cosas. No era mi función darles información, esto era tangencial… se lo dejaba a segundos y terceros».
Martínez, «el jefe de antiterrorismo de la Policía»
«Yo despachaba con el secretario de Estado, pero él no despachaba conmigo. No me llamaba para decir tengo esto», señaló y aseguró que García Castaño sí despachaba directamente con Paco Martínez. A la pregunta de por qué lo sabía, Pino respondió que Castaño y otros manejaban fondos reservados de la Secretaría de Estado, al margen de la Policía, y Martínez les llamaba «no una, sino muchas veces. El secretario de estado ejercía de jefe de antiterrorismo de la Dirección General de la Policía«. Añadió que había coincidido más de una vez en Interior con »el Gordo«.
En cuanto a los objetivos de Kitchen, Pino explicó que estaban buscando fondos ocultos de Bárcenas. «Nosotros íbamos a por las cuentas», afirmó, para incidir en que se estaba intentando encontrar una «cuenta conjunta» en Suiza donde tendrían fondos «un tal señor Bárcenas, un tal señor Arenas y un tal señor Cascos». «Esa era la cuenta que se podía buscar en Suiza», añadió.
También se refirió al final de la operación, cuando a preguntas del fiscal Serrano, reconoció que fue él quien dio la orden de ponerle fin una vez haberlo comentado con el secretario de Estado, quien tomó previamente la decisión tras escuchar «varias opiniones». «Le dije esto no pinta bien y no da nada más. Hay hay que ir a Chile…», apostilló.
No obstante, buena parte del interrogatorio versó en aquella sesión sobre el manejo de los fondos reservados y en particular, de los que recibía personalmente Enrique García Castaño. Tras varias evasivas y respuestas con monosílabos, acabó concediendo que recibía «5.000 euros mensuales», aunque «a veces más» y «fundamentalmente para resolver problemas de Policía Judicial» por investigaciones en curso, a fin de pagar «un dato», es decir, a confidentes. Para Kitchen, según su versión, no recibió fondos reservados. A Villarejo y Martín Blas les autorizó para ello y todo, conforme reiteró en varios momentos de la declaración, con el permiso del secretario de Estado.
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