Doña Pilar explica que su marido creó la sociedad para trabajar fuera tras el intento de ETA de secuestrarlo

La empresa se disolvió al no contar con recursos suficientes «ni expectativas» que justificaran su mantenimiento

La Infanta califica de «información errónea» vincular la disolución de la sociedad con la proclamación de Don Felipe

La Infanta Doña Pilar ABC

A. MARTÍNEZ-FORNÉS

La Infanta Doña Pilar ha aclarado este miércoles que la sociedad de la que era titular en Panamá nunca incumplió ninguna obligación con la legislación tributaria española . También negó que hubiera existido voluntad de ocultación alguna y aseguró que la disolución de la sociedad no guardó relación alguna con el relevo en la Corona.

Tres días después de que se conociera que la Infanta era titular de una de las sociedades desveladas en los «papeles de Panamá» , Doña Pilar hizo público un comunicado a través de la agencia Europa Press en el que explicó los motivos que llevaron a su marido, Luis Gómez-Acebo, a disponer de una sociedad en ese país.

En el escrito, en papel timbrado con la Corona de Grande de España y firmado a mano, Doña Pilar manifiesta que su marido se planteó en agosto de 1974 iniciar actividades profesionales alejadas de España, « a raíz del frustrado intento de la banda terrorista ETA del secuestro simultáneo de mi padre y de mi esposo».

Por esa razón, Gómez-Acebo decidió asociarse a un conocido empresario y amigo personal, Aleko Papamarkou, quien le cedió la titularidad de una sociedad que éste había constituido en 1969. «Ante la gravedad de posibles eventualidades, en aquel momento y por desgracia nada descartables, se juzgó prudente que yo también figurase en la Junta Directiva», relata.

Sin embargo, continúan sus explicaciones, aunque su marido desarrolló distintos proyectos profesionales, «la grave recesión que experimentaba la economía en estos años afectó de manera negativa tanto a las expectativas de éxito como a los resultados obtenidos». A partir de 1984, cuando se diagnosticó un cáncer a Gómez-Acebo, que falleció en 1991, la enfermedad y sus recaídas fueron «nuestra única prioridad».

La Infanta desmintió que la disolución de la sociedad -cinco días después de la proclamación de Don Felipe, en junio de 2014, según los «papeles de Panamá»- guardara relación alguna con el relevo en la Corona, sino que se debió a que no contaba «con recursos suficientes ni expectativas que justificasen su mantenimiento». «Cualquier otra interpretación sobre la finalización de su actividad es sencillamente errónea», sentenció.

Según Doña Pilar, el hecho de que al frente de la sociedad figuraran ella, su marido y, después, uno de sus hijos, «revela que no existió por nuestra parte voluntad de ocultación alguna de su existencia o de nuestra participación en la misma».

La Infanta añade que la sociedad de Panamá «nunca ha tenido ingresos fuera del control de las autoridades fiscales correspondientes ni tampoco ha incumplido ninguna obligación que exigiera la legislación tributaria española».

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