Las perlas del particular «Manual de resistencia» de Pedro Sánchez
El presidente desgrana en su libro los principales hitos políticos desde 2014
Pedro Sánchez no es un presidente «convencional» . Ser el primero en alcanzar el cargo a través de una moción de censura no era suficiente hito; también es el primero en publicar un libro como jefe del Ejecutivo. Y no solo en publicarlo, sino que al menos una pequeña parte la escribió en el cargo, ya que hace mención a sus primeras líneas trazadas desde su llegada al Palacio de la Moncloa.
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Así, alude, por ejemplo, a su resolución de acoger el buque Aquarius en sus primeros días al frente del Gobierno –aunque ya hoy esté abandonada esa política efectista, con el Open Arms bloqueado en el puerto de Barcelona–.
Cambio de colchón
Sin embargo, esa no fue la primera decisión de Sánchez como presidente. La primera, tal y como él relata en su particular «Manual de la resistencia» (Península, 2019), fue la de cambiar el colchón en el que dormía su antecesor y pintar la habitación, con el consenso de su esposa, Begoña.
«Dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión», recuerda tirando de refranero Sánchez, que vio ese cambio fundamental para alejarse del «criterio» de su predecesor, así como pasar de la «prensa deportiva» a la «internacional» .
En el prólogo, lo único realmente escrito por el presidente, básicamente se justifica la publicación de este libro durante su mandato alegando que España vive «tiempos extraordinarios» y que, como otros aspectos de su experiencia política, «tampoco esto se ajusta a lo convencional». De paso, aprovecha para agradecer a la «escritora, pensadora, política y amiga» Irene Lozano , ahora secretaria de Estado para la España Global, darle el formato literario a las vivencias del presidente desde el 2014 hasta el 2018.
El Comité Federal
Con una literatura que abunda en las metáforas, el libro dibuja a Sánchez como superviviente de distintos procesos, enmarcado en una épica ganada por el apoyo de «la calle». Lejos de cebarse con sus adversarios políticos, Sánchez se recrea en el capítulo en el que narra lo ocurrido el 1-O. No el de 2017, sino el del 2016. Aquel en el que su propio Comité Federal forzó su dimisión como secretario general socialista al situar a su partido ante el precipicio de unas terceras elecciones.
Sánchez rememora aquel «fatídico 1 de octubre» como un «tumultuoso Comité Federal» en el que, tras una «maniobra» de 17 miembros de su Ejecutiva dimitiendo y forzando un Congreso extraordinario, vivió «deslealtades minuto a minuto» .
El secretario general socialista recuerda el «abismo existente entre el Comité Federal y la calle» –había militantes socialistas a las puertas de Ferraz en apoyo de su líder caído– y se arroga una «sociología de cuñado» que le indicó meses después que ganaría las primarias frente a Susana Díaz .
Utilización del Rey
En las páginas recorren las «semanas de infarto» tras las elecciones del 20-D, Sánchez acusa a Rajoy de situar «en un brete» a la Corona negándose a presentarse a una investidura. Pero lo más sorprendente es que el líder del PSOE relata que fraguó con el Rey Felipe VI «una relación de complicidad» que superó «lo institucional».
Rememora que la Reina Letizia se acercó a saludarle, porque ella también estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu, y se arroga haber sacado a España de una parálisis sin precedentes, pese a su frustrado intento de investidura y la repetición electoral. «Enseguida nos reconocimos (él y el Rey) mutuamente como las personas que íbamos a sacar al país del riesgo de bloqueo».
Mensaje a Ciudadanos
El secretario general del PSOE, sobre el pacto con Rivera en 2016: «Afloró lo mejor de la política»
Gazapo con fray Luis de León
Sánchez describe su regreso a Ferraz haciendo especial hincapié en la buena acogida que le mostraron los trabajadores de la sede. Según cuenta, sus conductores le recibieron con un abrazo su primer día de trabajo y él se acordó de las palabras de «san Juan de la Cruz» en la Universidad de Salamanca: «Como decíamos ayer...» .
La comparación –más allá de equiparar su destierro del PSOE con un encarcelamiento injustificado que se prolongó cuatro años– es errónea, ya que esa frase la pronunció fray Luis de León en la primera clase que dio a sus alumnos tras su paso por prisión.
Gobierno Frankenstein
Como si nunca hubiese pactado con los independentistas y los nacionalistas para alcanzar el Gobierno, el actual dirigente de la Moncloa niega que haya pactado alguna vez un ejecutivo con estos en el apartado en el que se refiere a la investidura fallida. Asevera que solo buscaron un «gobierno de cambio» con Ciudadanos y Podemos, pero que las negociaciones fueron imposibles al enrocarse Pablo Iglesias en el «no» a Albert Rivera . Las conversaciones con Cs, cuenta, se hacían con «pizzas» de por medio , ya que, aunque subiese su «colesterol», también encaminaba en la buena dirección un posible acuerdo. «En aquel pacto (con Cs) afloró lo mejor de la política».
Rajoy no quería 155
Sánchez se detiene a reconocer su «buena relación» con Rajoy surgida en sus reuniones para hacer frente al «procés» y señala que nunca percibió en él «ninguna gana» de aplicar el 155. Sánchez sostiene que «en lo personal» le costó presentar la moción de censura contra su antecesor.
«Pedro el Guapo»
En 2014, algo que obsesionaba a Sánchez era que se le asociase un carácter «frívolo» por habérsele etiquetado como «Pedro el Guapo». Por ello, después de constatar que Susana Díaz no se presentaría a la sucesión de Alfredo Pérez Rubalcaba , decidió darse a conocer participando en programas de entretenimiento como «El Hormiguero» o «Sálvame».