Operación Kitchen
Pérez de los Cobos se desmarca ante el juez de Kitchen del pormenor de los fondos reservados
El juez imputa al ex jefe de Seguimientos de Asuntos Internos, que había acudido como testigo
El financiero al que Villarejo relacionó con Bárcenas niega conocer al tesorero
El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos ha negado este lunes ante el juez que investiga la Operación Kitchen haber tenido conocimiento de la existencia de este despliegue parapolicial o de cualquier otro en su condición director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad , cargo que ostentó durante siete años.
Pérez de los Cobos acudía como testigo al Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional en el contexto de la investigación sobre esa operación desarrollada extramuros del control judicial a partir de 2013 y que habría tenido como objetivo sustraer al extesorero del PP Luis Bárcenas información comprometedora del partido o sus dirigentes que pudiera atesorar.
La investigación lo es también por malversación dado que aquel despliegue se costeó con fondos reservados, como los 2.000 euros al mes que se pagaba al principal confidente de la trama, el chófer de la familia de Bárcenas Sergio Ríos .
Según las fuentes jurídicas consultadas por este diario, el alto mando de la Guardia Civil ha ofrecido una explicación técnica de cómo funcionaba la entrega y justificación de los fondos reservados y ha incidido en que él no manejaba el pormenor de los operativos sino la concordancia entre el dinero entregado en la fase anterior y la justificación del gasto que aportaba el cuerpo policial de que se tratase.
Exime a Jorge Fernández Díaz
En concreto, ha declarado que el sistema funcionaba de abajo a arriba y la información que subía contaba en cada caso con las firmas y autorizaciones pertinentes pero era, a medida que subían los peldaños, cada vez más escueta. Así, si la justificación de un gasto operativo sobre el terreno la veía el responsable directo, para cuando ese recibo llegaba al final de la escalera, la Secretaría de Estado de Seguridad, ya sólo constaba diluido en el monto gastado por toda la unidad policial, nunca pormenorizado.
En esta línea, ha incidido en que su misión era la de un cajero pagador y su responsabilidad, supervisar que el expediente contaba con todas las firmas necesarias , que no se rebasaban los importes autorizados y que en todo caso, la cantidad final coincidía con la cantidad justificada. Esa información después se archivaba en la Secretaría de Estado.
De hecho, Pérez de los Cobos ha puesto ahí el punto y final de la cadena de responsabilidad. En su declaración ha asegurado que nunca se reunió con el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para hablar de fondos reservados ni de operación policial alguna, con o sin confidentes.
Con quien sí ha dicho que despachaba era con el exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, en tanto que era el responsable delegado del ministro para gestionar estas partidas públicas, si bien, tampoco trató con él de ninguna operación policial concreta, de acuerdo a las fuentes consultadas.
De hecho, en sus respectivas declaraciones como investigados, Martínez y Fernández Díaz situaron a Pérez de los Cobos en la gestión administrativa del reparto y justificación de los fondos reservados. Ambos negaron haber tenido conocimiento alguno, igual que ahora el coronel, del pormenor en que se estaban gastando.
Los «cajeros» tampoco sabían nada
En el mismo sentido, los dos secretarios generales que tuvo la Dirección Adjunta Operativa de la Policía durante las fechas objeto de la investigación, José Manuel Benavides y Enrique Lacasa, situaron a Pérez de los Cobos como la persona que debía tener el pormenor del destino de los fondos, pues era a él a quien las fuerzas de seguridad entregaban la justificación de lo gastado.
Lacasa, que acudió como testigo el pasado 10 de septiembre, afirmó que Pérez de los Cobos en su calidad le habló en alguna ocasión «de alguna de las operaciones de la Comisaría General de Información », por lo que presumía que gozaba de ese conocimiento. Sin embargo, este punto no ha salido en el interrogatorio como testigo al coronel, de acuerdo a las fuentes consultadas.
Un policía pasa de testigo a imputado
En la jornada de este lunes estaba asimismo prevista la declaración de tres testigos relacionados con los seguimientos a los que fue sometido el entorno de Luis Bárcenas a partir del verano de 2013 y uno de ellos ha salido de la Audiencia Nacional en calidad de imputado.
Se trata de Jesús Vicente Galán , que en la época objeto de la investigación era el jefe de seguimientos de la Unidad de Asuntos Internos que comandaba Marcelino Martín Blas, también imputado por la operación Kitchen. Ya ante los investigadores declaró que en su momento recibió instrucciones para monitorizar un vehículo negro y el aviso de su jefe de que tuviese cuidado porque el coche que debía buscar estaba en el mismo barrio donde se encontraba la casa de Luis Bárcenas.
Tras escuchar su declaración, en la que ha reconocido que cumplió la misión de ir a ubicar un Citroen C4 de color negro cuya matrícula no le fue facilitada, si bien no consiguió encontrarlo, la Fiscalía Anticorrupción ha advertido de que podría incurrir en afirmaciones que le incriminasen y ha pedido que se cambiase su estatus de testigo a investigado, lo que permite acudir con abogado. El juez ha interrumpido la declaración y lo ha acordado sobre la marcha.
Tras su servicio en Asuntos Internos, Galán acabó siendo enviado como agregado a la Embajada de España en Mauritania, un destino que implica una remuneración de diez mil euros al mes, y que consiguió porque fue propuesto por la propia Policía para el cargo. Se le considera próximo al director Adjunto Operativo de la Policía Eugenio Pino, el mismo bajo cuyo paraguas se desplegó la Kitchen, de acuerdo a los investigadores, y que está imputado en esta causa.
El financiero niega conocer a Bárcenas
La otra testigo policial que ha pasado este lunes ante el juez era miembro de aquel equipo de Asuntos Internos bajo mando de Martín Blas. En su caso, mantiene su condición de testigo. Según las fuentes consultadas, ha declarado que un par de veces en una época que cree recordar era verano pero cuya fecha no puede proporcionar ni por aproximación, le fue encomendado aproximarse a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, para comprobar si estaba sometida a algún riesgo o peligro. No ha dado más detalles porque, tal y como ha afirmado, a ella tampoco se los daban.
Por último, el juez ha escuchado a Oliver Zugel, un financiero cuya identidad apareció entre los papeles de Villarejo sobre Kitchen. El comisario decía que esta persona se había reunido con Rosalía Iglesias y le situaba como posible testaferro de un dinero oculto que pudiese aún conservar el extesorero.
En su comparecencia ha negado conocer ni a Bárcenas ni a su mujer y lo que ha revelado es que su propia ex esposa se puso en contacto con el polémico comisario en el contexto del divorcio que les enfrentaba.
Ha asegurado que esa mujer utilizó su contacto con Villarejo como mecanismo de presión para obtener un acuerdo más favorable y ha incidido en que de otro modo, no entiende por qué ha aparecido él entre aquellos papeles. El juez le ha ofrecido entrar en el caso Tándem como víctima y acusación.