El batallón, de uno en uno | Pere Aragonès
La ‘penitencia’ en el apellido
Antes que compartir sede con los aragoneses en los Juegos de 2030, Pere Aragonès prefiere hacerlo con los de Sarajevo. Viaja el sectarismo ‘indepe’ hasta los Balcanes o donde haga falta
De Barcelona a Sarajevo hay casi 2.000 kilómetros, es decir, que la capital bosnia pilla bastante retirada de las Ramblas, por ejemplo, o del Palau de Generalitat, donde las luminarias que lo habitan están pensando recorrer toda esa distancia para convertirse en la sede los Juegos Olímpicos de invierno de 2030. Un larguísimo viaje con tal de no compartir candidatura con Aragón, comunidad limítrofe con Cataluña que además de vecina (o precisamente por ello) es el primer destino de sus exportaciones, erigiéndose en el territorio que más contribuye al enriquecimiento de los catalanes. La amenaza de llevarse la candidatura a los Balcanes fue expresada muy claramente esta semana por una de las más preclaras mentes del Ejecutivo separatista, Laura Vilagrà, consejera de Presidencia de un señor que precisamente se apellida Aragonès (con tilde grave y en mayúscula), pero que sin embargo comparte con ella la renuencia a tener algo que ver con Aragón, quita bicho, al menos en cuestiones olímpicas o en sacar pecho palomo identitario.
Vilagrà nació en Sanpedor, que está a una hora de coche de Barcelona y es el pueblo de Guardiola y su hermana Francesca, la ‘embajadora’, por lo que el lugar puede considerarse una fértil cantera de separatistas, algo así como el tiquitaca del lacito amarillo. En julio cumplirá Laura 46 años, la mitad de los cuales lleva metida en política, donde entró con apenas 23 y donde, desde el trampolín de ERC, ha seguido saltando de cargo en cargo político, local, comarcal, provincial y regional, pero siempre con sueldo público, el último el más lustroso de todos los recibidos, a razón de 115.517 euros al año. Cree la consejera de Aragonès (con tilde grave y mayúscula) que el presidente aragonés (ahora con tilde aguda y en minúscula) se equivoca. El retruécano de la frase ejemplifica el disparate en el que anda enredada la Generalitat, que sostiene que la candidatura debe ser nominalmente solo catalana, de tal manera que como mucho sea Barcelona-Pirineus, escondiendo en todo caso el topónimo Aragón, porque así parece que los Pirineos también los pone Cataluña.
La idea original era que las ceremonias y las pruebas sobre hielo fueran todas en Barcelona y gran parte de las de nieve en las imponentes laderas de Huesca, aunque lo importante para Vilagrà y Aragonès (otra vez con tilde grave y mayúscula) es que no haya ni rastro del nombre del territorio aragonés (de nuevo con tilde aguda). No pasa por ese desfiladero del ninguneo a su región Lambán, el presidente aragonés (aguda y minúscula) y se ha borrado de una reunión con Aragonès (grave y mayúscula) sobre la candidatura.
Así que la opción preferente para acompañar a Barcelona en la candidatura olímpica es en estos momentos Sarajevo. Se frotan las manos en Salt Lake City, Sapporo y Canadá, que también quieren esos Juegos, con el contradiós, entre grave y agudo, que tiene organizado aquí el ceporro frenesí identitario de Vilagrà y su jefe Aragonès, un disparate que solo deja el consuelo de que en el apellido lleva Pere la penitencia.