Pedro María R.J., un tipo con una enorme frialdad y «que ha dedicado toda su vida a hacer el mal»

Absuelto por asesinato en 1998, fue detenido el jueves en San Sebastián. Entraba en una peluquería después de beber un whisky. Se le acusa de asesinar a su cuñada en presencia de sus sobrinos

Momento de la detención de Pedro María R.J. EL DIARIO VASCO

Gema Santamaría

Pedro María R. J. , de 41 años, natural de Zumárraga (Guipúzcoa), que fue juzgado y absuelto por un asesinato ocurrido en 1998, cuando tenía apenas 23 años, fue detenido el pasado jueves en San Sebastián gracias a un ertzaina fuera de servicio que lo reconoció cuando salía de un bar de tomar un whisky y lo siguió hasta la peluquería en la que fue capturado . Se le buscaba sin descanso por otra ‘presunta’ muerte, la de su cuñada María Pilar Berrio Jiménez , de 43 años y madre de dos niños de 9 y 5 años, que vieron como ‘su tío’ la apuñalaba hasta matarla , después de aterrorizarlos empujando con su coche hasta el arcén el vehículo en el que ellos viajaban. Parece que ambos mantenían una relación sentimental, de modo que se trató de un crimen machista. Otro más.

«Se ha dedicado toda su vida a hacer el mal» . Con esta frase un ertzaina resumía la trayectoria vital de este tipo con numerosos antecedentes delictivos, de mirada dura que mantuvo cuando ya estaba detenido y a pesar de saber muy bien lo que es un juicio, la cárcel... Su rostro no reflejó sentimiento alguno por su último ‘presunto’ crimen cometido contra la mujer a la que supuestamente quiso en algún momento y que lo acogió en su propia casa de Murchante (Navarra) durante al menos el último mes y medio, tras salir de prisión.

El crimen ocurrió en esa población de apenas 4.000 habitantes, a la que este criminal también aterrorizó después de llegar y donde protagonizó una secuencia de hechos propios de una película de terror. Sembró muerte y sembró miedo entre los vecinos de las localidades por las que se le buscó durante 33 horas tras el crimen: Zumárraga, Legazpi, hasta acabar en el barrio de Gross, en San Sebastián.

Jiménez ya había demostrado antes del asesinato de Pilar Berrio lo que era capaz de hacer y estaba libre para seguir delinquiendo, para matar, siempre ‘presuntamente’, y de qué manera: huir, robar un coche y otro vehículo de la Ertzaintza que utilizó para moverse por Guipúzcoa, donde tiene familia y buscaba una «red de acogida». Demostró otra vez una enorme frialdad al pasar la noche en una pensión, en la que incluso facilitó su DNI auténtico , e ir a tomarse un pincho y un whisky en un bar antes de acercarse a una peluquería para cambiar de imagen y poder seguir huyendo.

La profesionalidad de la Ertzaintza y de la Policía Foral de Navarra ha hecho posible su detención, en apenas tres días, frente a la habilidad demostrada por Pedro María Ruiz Jimenez en estas «lides».

Al ser arrestado iba desarmado, pero seguía siendo igual de peligroso, como lo demuestra el dispositivo policial desplegado para ‘cazarlo’. Al menos ahora será juzgado, que es lo único que queda de consuelo después de que ‘presuntamente’ matara a una mujer, madre de dos pequeños que tienen toda la vida por delante y que se merecen un buen futuro después de que un individuo muy peligroso les haya arrebatado lo más hermoso que tenían: la mujer que les dio la vida y que cuidaba de ellos .

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