Juan Fernández-Miranda

El partido bisagra

Juan Fernández-Miranda

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El viaje al centro ya lo inventó Aznar en el 96 , y le funcionó muy bien, pero no olvidó ni de dónde partía ni cuál era su espectro. Cuatro años después sumó 500.000 votos.

En un buen ejercicio de comunicación política, Ciudadanos ha logrado arrogarse el apellido de «centrista», pero no tengo yo tan claro si en el camino están olvidando su origen, su discurso y, por ende, a sus votantes. De momento, en seis meses se ha dejado 400.000. El partido bisagra tiene hoy muy claro que no va a votar sí a Rajoy. Es una decisión tomada y no hay fisuras . En cambio, sí hay sutiles diferencias en cómo lo cuentan sus dirigentes: mientras que Rivera lo anuncia exquisito , incluso estupendo, a Girauta se le llena la boca. El bombero es siempre Villegas. Pero en el fondo es lo mismo: no a Rajoy. Es un no tan rotundo que empieza a recordar al «no es no» de Pedro Sánchez en la pasada legislatura. La cuestión es por qué le cuesta tanto a Rivera apoyar al PP y tan poco al PSOE. Tal vez sea por el efecto Clegg («si apoyamos al PP nos fagocitarían», me reconoció un mandamás naranja) o quizá hay un complejo a ser etiquetados como de derechas (de ahí el martillo pilón del «centrismo»).

Ciudadanos es ya lo que un día soñó, un partido capaz de influir y de condicionar, un partido decisivo, pero las ambiciones de Albert Rivera -uno y trino en el partido- podrían condicionar su presente. «Yo siempre quiero crecer» , dijo hace seis días a este periódico. Legítimo, pero en las últimas elecciones se dejó el 20 por ciento de sus escaños. «Antepongo los intereses de España a los de mi partido», alegó justificando sus últimas contradicciones. Legítimo también, pero España demanda un Gobierno y Ciudadanos no está compareciendo. Su oferta de abstención es táctica, no pragmática . Y España no está hoy para tacticismos. Todo conduce, pues, a un laberinto en el que Ciudadanos se ha metido solo: el veto. ¿De verdad es Rajoy un muro insalvable para Rivera, a pesar de sus siete millones de votos y del pequeño detalle de que ganó las elecciones? El líder de Ciudadanos está en disposición de llevar a la práctica su eslógan electoral: «Tiempo de acuerdo, tiempo de cambio». Porque, como me reconoció esta semana otro mandamás, este del PP, «puede pedir lo que quiera».

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