La pandemia agrava el desgaste físico y mental de los cuidadores: un trabajo sin horarios ni reconocimiento

Celia lo dejó todo para cuidar a su marido: hace diez años que dejó de trabajar. José tiene...

ATLAS ESPAÑA

Celia lo dejó todo para cuidar a su marido: hace diez años que dejó de trabajar. José tiene párkinson y ella le dedica las 24 horas del día. Hacen todo juntos. Dice que ya no es él y  que cada día cuesta más. Pero desde hace unos meses,  también ella tiene una pequeña ayuda: tres veces por semana va a un centro de día para que ella pueda hacer sus recados.La pandemia ha acrecentado todavía más el desgaste que sienten cuidadores como Sulaira. Ni siquiera puede ir a trabajar. Se dedica en cuerpo y alma a su hijo.  Nació con una enfermedad que le impide crecer. Siempre será su bebé. La sobrecarga es mental y también física.  María trata de conciliarlo con su trabajo: sale de casa muy temprano, se pasa 12 horas fuera de casa y procura dejar todas las tareas hechas. Es lo que ha visto siempre en casa: su madre también cuidaba de su abuela y su suegra.En España más del 90% son mujeres. Un trabajo invisible en el que acaban descuidándose a sí mismas. Es común que tengan que medicarse para conciliar el sueño, tengan ansiedad o depresión. Por eso es fundamental que fomenten su empoderamiento, su autonomía y su  autocuidado. Para volver a ser el centro de su propia vida. 

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