Operación Belator: los ladrones «homenajean» a un policía
Un golpe a los clanes del «hurto amoroso», bautizado con el apellido de un inspector jefe pionero en estas investigaciones
Jubilados bronceados paseando con Rolex en la muñeca. Eran las víctimas favoritas de la organización rumana descabezada por la Policía Nacional que ha desvalijado a cientos de personas con el método del abrazo. Las mujeres del clan -hay 17 detenidas- se acercaban insinuantes a los seleccionados y en unos segundos les hurtaban relojes y joyas. Un coche esperaba cerca para recoger la mercancía que luego era trasladada en otro vehículo «caleteado», con escondite, a Rumanía. Allí vendían la mayoría del botín y blanqueaban el dinero.
Los investigadores han arrestado a 42 individuos (38 en España, tres en Rumania y uno en Portugal) y recuperado 66 relojes de lujo, más de 200 piezas de joyería, dinero, móviles y coches de alta gama. Los agentes de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía han logrado imputarles como delito principal el de organización criminal, al demostrar que tenían una fuerte jerarquía y especialización. Los patriarcas desde su zona de origen, Tanderei, impartían las órdenes e instruían a sus hijos y sobrinos que actuaban en España (tres arrestados son menores).
Tenían su base en Getafe (Madrid) y desde ahí alquilaban casas rurales en varios puntos del interior y dedicaban jornadas enteras a desplazarse a la Costa del Sol, Levante y Cataluña para robar y volver a casa. El abrazo amoroso a veces se transformaba en violencia desmesurada : a un hombre le arrancaron la falange de un dedo con una puerta y a otro lo dejaron ciego de un ojo a golpes.
La operación ha sido bautizada como Belator, un guiño a un policía. Bellator con "ll" significa guerrero en latín. Fernando Guerrero es un inspector jefe que ha pasado media vida profesional dedicado a los delitos contra el patrimonio y a los grupos criminales de los Países del Este. Desde hace año y medio está destinado en Níger, pero su impronta permanece en la UDEV Central y los que trabajaron a sus órdenes han querido rendirle homenaje con el juego de palabras. Desde hace más de una década empezaron a perseguir a los clanes rumanos especializados en los "hurtos amorosos" y a tratar de concienciar a colegas de otros países y a jueces de la importancia de atacar sus organizaciones.
Guerrero y los suyos crearon un protocolo que sigue vigente e intentaron demostrar que esas mujeres que se acercaban a ancianos y los desvalijaban ni eran "amorosas" ni actuaban por su cuenta. No dudaban en utilizar la violencia y formaban parte de estructuras jerarquizadas. Ambas premisas se cumplen en el golpe que se les ha asestado ahora.
Llevaban más de tres años viviendo de los hurtos (solo en Málaga se les atribuyen más de cien), con austeridad en Getafe y con todo tipo de lujos en su país donde se comportaban como auténticos capos, con mansiones, fiestas y coches ostentosos.
Los clanes de rumanos gitanos, herméticos e itinerantes, se movían por Rumanía, Italia, Alemania, Bélgica, Reino Unido y Francia por lo que se creó un equipo conjunto de investigadores españoles y rumanos que actuaron a la vez. Se ha atacado además el patrimonio de los investigados y de su entorno para intervenirles los bienes y demostrar la organización criminal. Los agentes están convencidos de que hay más víctimas y se esclarecerán otros hurtos, dada la confusión en la que quedaban quienes caían en sus redes. Nueve están en prisión y se han abierto 21 expedientes de expulsión.
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