«No tengo ninguna duda de que Miguel está implicado en la muerte de mi hermana»
La hermana de la víctima del crimen de la CAM recela también de sus tres sobrinas
María del Carmen Martínez , viuda del expresidente de la CAM , multimillonaria y matriarca de una familia hecha jirones, y su hermana Antonia eran inseparables. Tanto que han vivido juntas siempre, incluso cuando María del Carmen se casó con Vicente Sala.
El 9 de diciembre minutos antes de las 18.30 Antonia dejó a su hermana en el concesionario Novocar de la familia para recoger su Porsche Cayenne y se fue a su casa, la mansión de la Finca La Torre en la que convivían, sin apenas cruzar palabra, los dos bandos de los Sala Martínez. «A las 19.15 empecé a sospechar que podría haberle ocurrido algo, ya que no respondía a mis llamadas ni a las de su hijo Vicente», declaró Antonia Martínez, de 69 años, al día siguente ante la Policía.
Aunque ella no podía saberlo, a esa hora María del Carmen ya estaba muerta. Se había desangrado a consecuencia de dos disparos en la cabeza. Su hermana ha declarado tres veces ante los investigadores, la última el pasado 8 de febrero a las ocho de la tarde, doce horas después de que esos mismos agentes le colocaran las esposas a Miguel López, marido de la menor de las tres hijas de la víctima. «A día de hoy no tengo ninguna duda de que ha sido él. Si él puso el coche en el lavadero después de estar lavado no tengo ninguna duda».
Tajante, sin titubear, respondió Antonia a la pregunta sobre la implicación en el crimen del esposo de su sobrina, una vez detenido, según consta en el sumario. «En un primer momento no quería sospechar de él, pero conforme he ido conociendo datos de lo que pasó en el concesionario», concreta, escamada ante la actitud de sus sobrinas y los hijos de estas, que «en estos meses no han mostrado ningún gesto de dolor ni arrepentimiento por lo que ha sucedido». La testigo contó a los policías su preocupación por el hecho de que «alguna o las tres hermanas puedan tener tambien que ver en la muerte de su hermana». Basó sus dudas en esa ausencia de dolor y arrepentimiento.
«Se te va a caer el pelo»
Antonia Martínez ha sufrido la tensión familiar en persona. Relató que en la Junta del Consejo de Administración del 29 de septiembre pasado no quería mirar a los nietos de su hermana «intimidada debido a la cara desafiante y agresiva que tenían todos» hacia su abuela, su tío y hacia ella misma. «Mi sobrina Fany –esposa del ahora encarcelado– ese mismo día me dio un empujón intencionado». Añadió que a su hermano Vicente (al que había beneficiado su madre con las últimas decisiones empresariales) le amenazó diciéndole: «Se te va a caer el pelo».
Respecto a la tarde del crimen, hay dos elementos fundamentales para los investigadores en relación a la testigo. El primero trata de deslindar si fue Miguel López quien entregó a su suegra las llaves del coche y en qué momento lo hizo. Antonia Martínez sabe que no fue antes de que la víctima bajara del Honda en el que ambas hermanas acudieron al concesionario o inmediatamente después, «ya que lo hubiese visto». Carmen no tuvo tiempo ni de arrancar el Porsche, sorprendida por su asesino.
El segundo se basa en demostrar que los coches jamás se entregaban en la zona del lavadero del concesionario (lugar del asesinato), sino en la de aparcamiento o dentro del taller y siempre acompañaba a las hermanas un empleado que les abría la puerta y quitaba los protectores de volante y alfombrilla. Ninguno lo hizo esa tarde .
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