ERC «no bloqueará» la investidura de Sánchez y sugiere su abstención

El PSOE desdeña el pacto con Navarra Suma y queda en manos de los independentistas, y Lastra culpa a PP y Cs por tener que apoyarse en soberanistas

La portavoz socialista, Adriana Lastra, junto al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, durante su reunión en el Congreso de los Diputados Jaime García

Ana I. Sánchez y Gregoria Caro

Mes y medio después de las elecciones generales, el PSOE y ERC se pusieron ayer en el camino de construir la ecuación de investidura que parecía más probable desde la noche electoral del 28 de abril: la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno en segunda votación –mayoría simple o más síes que noes– con la abstención de la formación republicana. «El visto bueno tiene que pasar por Soto (Oriol Junqueras, presidente de la formación), Ginebra (Marta Rovira, secretaria general), la sede en Barcelona y el grupo en el Senado, pero ésa es la idea si el PSOE entra al diálogo», explicaban ayer fuentes de la dirección republicana. No obstante, advertían de que «lo que suceda en las próximas 48 horas será clave» , en alusión a la formación del nuevo gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona .

En este marco, la portavoz socialista, Adriana Lastra , se reunió ayer por la mañana en el Congreso con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián , para pedirle que no bloqueara la investidura de Sánchez. El político republicano se lo puso fácil. «ERC no tiene la intención de bloquear absolutamente nada, sino de defender los derechos civiles, sociales y nacionales de Cataluña», subrayó en la rueda de prensa posterior.

No obstante, dejó claro que esta posición de «no bloqueo» no significa conceder un cheque en blanco a Sánchez , sino que requiere una serie de condiciones. No quiso detallarlas –«las sogas al cuello son negativas», justificó–, pero sí dejó claro que debe abrirse una negociación con Cataluña para la búsqueda de una «solución política» en la próxima legislatura. En esta línea, Rufián apuntó a la constitución de una mesa de negociación en la que participen todas las sensibilidades políticas presentes en la autonomía y exigió al PSOE valentía para hacer frente «a tres las derechas» y para no levantarse de la negociación «a la primera manifestación».

Una y otra vez, Rufián destacó lo «positivo» de su encuentro con Lastra y la predisposición tanto de ésta a dialogar con los republicanos como a la inversa. «Hemos ido con el mejor ánimo y me alegra encontrarme y hablar con el PSOE de Lastra y no con el de Borrell, Lambán o García Page», señaló en varias ocasiones. Incluso, apuntó a una colaboración con el PSOE más allá de la investidura, mencionando cuestiones como la reforma laboral, la reducción del gasto militar o la reapertura de comisiones de investigación. «Nos van a encontrar» , señaló, en referencia a estos temas.

Un entendimiento que no existió, sin embargo, en la reunión que la portavoz socialista mantuvo con la portavoz de JxC , Laura Borràs, quien anticipó el voto en contra de su grupo a la investidura de Sánchez mientras sus tres diputados presos sigan suspendidos. Una exigencia que los socialistas no pueden satisfacer sin vulnerar la Ley de Enjuiciamiento Criminal, lo que deja a JxC fuera de los posibles aliados para la investidura. Borràs, en línea con Rufián, solicitó también una mesa de diálogo sobre Cataluña.

Los socialistas querían evitar la alianza con ERC y buscar socios más «fiables» que aseguraran la estabilidad de la legislatura, pero han terminado por preferirla a tejer un pacto constitucionalista para el Gobierno central, Navarra y Pamplona con Navarra Suma.

Sin vía constitucionalista

«Si no existiera una alternativa para la investidura, no habría quedado otro remedio que pactar con Esparza, pero la realidad es que los números dan para seguir otro camino y, en estas circunstancias, el coste era muy elevado. No solo a nivel interno, sino porque también hubiera dañado la interlocución con el PNV que demostró ser un socio clave en la legislatura pasada: fiable y activo en la intermediación con otros grupos», explicaban ayer fuentes de la dirección socialista. El presidente de UPN y candidato de Navarra Suma a presidir Navarra, Javier Esparza , ponía ayer por la mañana con enojo el acento en la elección del PSOE. «Si el PSOE depende de los independentistas es porque quiere, porque ha tomado esa decisión», dijo en rueda de prensa en el Congreso. « Estamos dispuestos a un acuerdo , pero no a pactar con ningún partido que es capaz de presidir una Comunidad con EH Bildu», señaló.

Pero Lastra cerró ayer la puerta a la vía navarra que la confluencia de Partido Popular, Ciudadanos y UPN puso sobre la mesa como exigencia para apoyar a Sánchez durante la ronda de consultas del miércoles con el secretario de Organización, José Luis Ábalos , en la Cámara Baja.

El portavoz parlamentario de Navarra Suma, Carlos García Adanero , advirtió al PSOE que podrá contar con su abstención si las candidatas socialistas María Chivite y Maite Esporrín renuncian a presidir la Comunidad Foral y el Ayuntamiento de Pamplona, para evitar así la influencia de EH Bildu en el territorio. «No le he dicho no es no, le he dicho no, pero de ti depende», incidió ayer, por su parte, el presidente de Navarra Suma.

Si bien es cierto que Ábalos expresó al término del encuentro que la reunión fue «fructífera», Lastra descartó ayer la propuesta de los navarros. No va a haber «intercambios» con Navarra, aseguró. Al término de las citas con ERC y JxC, la portavoz socialista explicó durante su rueda de prensa que el PSOE no va a plegarse a las exigencias del Navarra Suma : «María Chivite tiene toda la legitimidad para presentarse a la investidura de Navarra», subrayó.

El PSOE asume así el riesgo de mantener a sus candidatas en la región, pero sin acuerdo los dos diputados navarros no apoyarán la investidura. Una tesitura que fuerza a Sánchez a depender de los votos de las fuerzas independentistas para poder ser elegido presidente del Gobierno.

La calculadora echa humo

Sin la abstención de Navarra Suma, el PSOE tendría 173 «síes» (los suyos más Podemos, PNV, Compromís y PRC) frente a los 159 «noes» de los navarros, PP, Cs, Vox, Coalición Canaria, Bildu, además de los cuatro diputados de JxC que pueden votar. Algo que no pueden hacer los cuatro presos del «procés» inhabilitados (uno de Esquerra y cuatro de JxC). En este escenario no se alcanza mayoría absoluta, por lo que se tendría que proceder a una segunda votación en la que bastaría con mayoría simple para investir a Sánchez.

No obstante, el PSOE se ve obligado a apoyar la legislatura en las formaciones independentistas. Un escenario que en Ferraz querían evitar a toda costa por la inestabilidad que provocará en el Ejecutivo: cuando los diputados presos sean inhabilitados, juren el cargo nuevos parlamentarios y JxC vuelva a tener siete votos se sumarán tres nuevos diputados en contra.

«No queremos hacer descansar la gobernabilidad o la legislatura en los partidos independentistas , por eso pedimos la abstención de las otras formaciones», explicó ayer Lastra, en un intento de responsabilizar al PP y Cs de hacerles depender de los soberanistas. «Vamos a seguir trabajando». Las calculadoras echan humo en Ferraz. Las cuentas que manejan los socialistas no son garantía de nada, habida cuenta de que antes de que acabe el año el Gobierno tendrá que aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2020.

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