«El nacionalismo madrileño es un contrasentido en sus términos»
Ayuso rentabiliza el sentimiento de agravio frente a Sánchez y cierta reacción a la madrileñofobia. La izquierda contraataca al PP acusándole de liderar un «procés madrileño» desde el corazón de España
El enfrentamiento entre el Gobierno central y el de la Comunidad de Madrid, que desembocó en la activación del estado de alarma solo en esta región , ha agudizado un sentimiento de agravio que según el sociólogo Narciso Michavila está forjando un «nacionalismo madrileño a la defensiva» . Por primera vez, asegura el director de GAD3, se detecta un orgullo de pertenencia colectivo «diferente al común español», claro que alejado de los rasgos identitarios supremacistas que caracterizan a todo nacionalismo.
La chispa saltó con la «madrileñofobia» o rechazo a la capital, donde la incidencia de contagios por la concentración de población es superior. Ser o vivir aquí ha sido para muchos sinónimo de toxicidad . «La bomba vírica» vino de Madrid, advirtió en abril el presidente de Castilla-La Mancha.
Repliegue defensivo
La región de acogida de todos se siente maltratada. Y Ayuso está explotando y rentabilizando ese madrileñismo que se ve discriminado en la guerra abierta con La Moncloa, confirma el analista César Calderón. «Es una reacción a lo que se percibe como un ataque político. Moncloa quiso centrar el foco en Madrid, lanzar las elecciones catalanas y desestabilizar la Comunidad para la moción de censura. Pero han convertido a Ayuso en una Agustina de Aragón, la han empoderado », señala el director de Red Lines. «Que nadie se extrañe cuando Ayuso arrase en las urnas», avisa Michavila, que subraya el repliegue defensivo de los locales sobre su líder autonómica.
Es cierto que la presidenta se ha envuelto en la bandera regional y exagera el discurso victimista acusando a Sánchez de haber cerrado Madrid «a punta de pistola». «Somos rehenes del Gobierno», se quejó el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez Almeida, quien denunció un«155 sanitario». Trazo grueso.
«Más que nacionalismo es populismo. Ayuso es trumpista. Intenta fusionar su imagen con Madrid, yo soy la defensora de Madrid, Madrid soy yo. Parece que si se cuestiona su gestión, se atenta contra Madrid. Es incierto», afirma José Cepeda, coportavoz del PSM+
En paralelo, la izquierda y los nacionalistas alimentan un relato perverso, el del «procés madrileño» , tal y como ha verbalizado el presidente valenciano, Ximo Puig . Se trata en definitiva de equiparar a Ayuso con Torra o Puigdemont, aunque en Madrid no haya habido desobediencia a la ley. Y de paso, diluir la gravedad del golpe institucional en Cataluña. «No es un proceso comparable, ni por asomo», rechaza el portavoz adjunto del PSM en la Asamblea, José Cepeda. «Más que nacionalismo es populismo. Ayuso es trumpista. Intenta fusionar su imagen con Madrid, yo soy la defensora de Madrid, Madrid soy yo. Parece que si se cuestiona su gestión, se atenta contra Madrid. Es incierto», se queja.
Pero, ¿existe o puede llegar a arraigar un sentimiento nacionalista en Madrid? Tres expresidentes responden:
Joaquín Leguina
Un oxímoron
Para el socialista Joaquín Leguina, primer presidente de la Comunidad de Madrid (1983 y 1995) el nacionalismo madrileño es un oxímoron. «Es contradictorio en sus términos», asevera. «Madrid está orgullosa de ser la region más próspera de España, cosa que eran Vizcaya y Barcelona. Pero aquí no hay nacionalistas ni regionalistas», descarta. No se dan las condiciones básicas: «Ni hay exaltación de identidad ni sentimiento de superioridad», afirma. Aunque critica que el PP exagere hablando de sufrir un «155 sanitario».
Aguirre atribuye el trato discriminado de Sánchez sobre la capital a la frustraciónde la izquierda tras 25 años sin tocar poder autonómico
Esperanza Aguirre
Frustración en la izquierda
Esperanza Aguirre niega la mayor. «No estoy de acuerdo con que exista madrileñofobia ni tampoco un sentimiento nacionalista. Lo que existe es un agravio comparativo y una doble vara de medir que el Gobierno socialcomunista está aplicando en Madrid», resume. La expresidenta regional entre 2003 y 2012 achaca el trato discriminado sobre la Comunidad a la frustración de la izquierda tras 25 años en la oposición. «Ya dijo Zapatero hace mucho tiempo que hay que ganar Madrid como sea», recuerda. Y sigue: «Odian a Madrid porque representa gobernar desde el liberalismo. Porque es la única comunidad donde se puede elegir médico, hospital, colegio, el horario en el que comprar y tiene los impuestos más bajos de España. Y eso los socialistas no lo pueden soportar».
Aguirre cree que quienes hablan del «procés madrileño» buscan blanquear a los separatistas catalanes. En Madrid no se ha quebrado la ley ni cuestionado la legitimidad constitucional . Ayuso recurrió a la Justicia la activación del estado de alarma, pero antes asumió la orden ministerial. «La presidenta acató lo que ordenó el Ministerio, pero recurrió y lo ganó», expone. De hecho, es legítimo (y frecuente) que las administraciones recurran por discrepancias a los tribunales. «Luego le dio un ataque de soberbia herida a Sánchez y convocó un Consejo de Ministros para imponer el estado de alarma», zanja.
«El nacionalismo madrileño no existe, ni ha existido ni va a existirnunca. El hecho diferencial de Madrides que no tiene ningún hecho diferencial con el resto de España», sostiene el expresidente y exalcalde Ruiz-Gallardón
Alberto Ruiz-Gallardón
El empuje de la sociedad civil madrileña
Alberto Ruiz-Gallardón es tajante: «El nacionalismo madrileño no existe, ni ha existido ni va a existir nunca. El hecho diferencial de Madrid es que no tiene ningún hecho diferencial con el resto de España», asegura quien gobernó la Comunidad (1995-2003) y el Ayuntamiento (2003-2011). Recuerda Gallardón que nadie en 1978 creyó que Madrid tendría autogobierno . La región no reunía las condiciones para constituirse en una autonomía propia - históricas, culturales o geográficas- y «lo lógico» era que se hubiera integrado en alguna de las dos Castillas. Pero éstas se negaron. «Todos pensaban que Madrid se iba a diluir como un azucarillo cuando el poder político se repartiera por toda España» , señala el exministro de Justicia, quien asegura que la fortaleza de la Comunidad no está en su capitalidad, sino en el empuje de la sociedad civil. «Es ella la que ha convertido Madrid en esa inesperada potencia que en estos momentos constituye, no solo potencia económica, sino por encima de todo, una potencia de pensamiento y cultural . Y califico de inesperada porque nadie pensaba que eso iba a ser así». Por último, advierte: «Madrid para seguir siendo lo que es, no solo motor económico, una sociedad civil protagonista por encima de los poderes públicos, nunca jamás debe caer en los errores identitarios que han producido el retroceso en Cataluña».