El mosso que abatió a cuatro terroristas en Cambrils: «Vinieron a hacer el máximo daño»

Se reanuda el juicio por el 17A con la testifical de los agentes que intervinieron en el paseo marítimo

Los acusados por los atentados de Barcelona y Cambrils, tras la mampara de seguridad Vídeo: Atlas

Isabel Vega

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El agente de los Mossos d'Escuadra que abatió a cuatro terroristas integrantes de la célula que atacó Cataluña en agosto de 2017 ha relatado este lunes ante el tribunal que juzga a los tres supervivientes de aquel grupúsculo terrorista el momento decisivo en el que, teniendo montado un control con una compañera en las inmediaciones del paseo marítimo de Cambrils, embistieron el vehículo policial y abrió fuego contra ellos. «Vinieron a ese lugar para cometer el máximo daño posible », ha explicado.

En total, cinco terroristas atropellaron aquella noche en la zona del club náutico a una mujer, que falleció , y dejaron herida de gravedad a su compañera; también causaron lesiones a otras once personas a las que apuñalaron en un avance por el paseo marítimo después del atropello masivo perpetrado por Younes Abouyaaqoub, que aún no había sido localizado, en Las Ramblas de Barcelona. En esta jornada de juicio, han comparecido trece agentes de la Policía catalana que participaron en el despliegue posterior.

Con la voz entrecortada y entre pausas para recomponerse, el agente que se encontraba en aquel control policial en Cambrils ha detallado que, en un momento dado, se percató de que un vehículo iba a gran velocidad en dirección a él y su compañera «con intención de embestir» . A bordo iban los cinco terroristas. Recuerda que apenas le dio tiempo de avisar a la mossa, que el impacto fue muy fuerte y vio el vehículo volcar. No sabía en qué estado se encontraba ella.

«Del vehículo empezaron a salir personas con chalecos adosados al cuerpo. Era un chaleco bomba en toda regla (...) uno se acercó a mí corriendo con un hacha en la mano gritando 'Allahu Akbar'... cuando estaba a pocos metros, disparé», explicó a la Sala. Utilizó un subfusil y vació el cargador.

Acto seguido, se dio cuenta de que otros tres corrían igualmente hacia él «con la intención de atacar» y se desplazó hacia un lado porque no tenía munición en el subfusil. Se lo colgó al cuello y cogió el arma reglamentaria. Cuando se quiso dar cuenta, ya «los tenía encima» gritando igualmente 'Alá es grande'. «Algo portaban en las manos pero desconozco si era un arma blanca o algo más... Cuando ya los tenía encima no me dio más tiempo que a abrir fuego contra ellos y abatirlos... A los tres ».

Secuelas psicológicas

A partir de ahí, el mosso se ha quebrado ante la Sala, explicando que se quedó «en shock». Escuchaba gritos, personas que pedían ayuda. «Vi varias personas en el suelo tendidas y me percaté de que mi compañera estaba de pie con el rostro ensangrentado y cojeando. Un ciudadano que pasó por allí me prestó su teléfono para que pudiera pedir ayuda. Pedí ayuda. Ambulancias, compañeros. Y me quedé sin saber dónde ni cómo ni cuándo». Su vida no volvió a ser la misma.

El agente ha declarado que está medicado desde entonces, que ha pasado estados de depresión y vive en situación de alerta, con miedo constante a que un día vayan a vengarse de él, y con la angustia y una «gran culpa» por el daño a su familia desde aquel día, cuando arma en mano puso fin al plan B de los terroristas en Cambrils.

Ella ha completado su relato. Herida como estaba tras el atropello, ha relatado ante la Sala el «silencio aterrador» que le pareció rodeaba la escena, la misma en la que, por un momento, se vio «allí muerta». Descubrió a una mujer inmóvil en el suelo y también vio «a unos individuos en el suelo con cinturones y botes de aluminio» que comenzaban a incorporarse. «Vi que era un atentado y comencé a disparar [...] se colocó delante de mí uno moviendo los brazos , le dije que no se acercara y se dio la vuelta y se fue», ha explicado.

«O tú o yo»

Tras recibir aviso de lo sucedido, un agente de los Mossos que trabajaba de paisano en el operativo se encontró al terrorista que había salido con vida sentado en el suelo en la avenida de la Diputación junto a un local lleno de gente. «Llevaba un chaleco bomba con un objeto en la mano que pensaba que podía ser un detonador y gritaba Allahu Akbar con la mirada ida, vino hacia nuestro vehículo y, como hizo caso omiso al decirle que fuera al suelo, disparé contra él», ha testificado.

Según ha afirmado, el hombre, estando en el suelo, se reincorporó y volvió a gritar «Alá es grande» en árabe. « Me decía con la mirada o me matas tú o te mato yo . Dio dos pasos y volví a disparar». También sigue en tratamiento psicológico, como el grueso de los compañeros que intervinieron aquel día y que han comparecido ante la Sala.

Estos testigos han puesto voz a la «confusión» de aquel día en torno al coche policial volcado tras la embestida: « Se decía que podía haber más terroristas y que podían estar en el club náutico (...) se oían gritos desde la playa», ha señalado uno de los agentes.

Había otro factor y era la posibilidad de que explosionara alguno de los chalecos, que «brillaban como plata», forrados de cinta americana; y aunque -según ha afirmado- todo «fue muy rápido», a él se le hizo «eterno» hasta que llegaron los refuerzos. Distribuyó tiradores con visibilidad de toda la zona y se procedió al desalojo de la zona del club, donde había unas 200 personas.

Tras la mampara de seguridad en la Audiencia Nacional, seguían el relato los tres supervivientes de la célula terrorista Mohamed Houli Said Ben Iazza y Driss Oukabir, cuyo hermano fue abatido en Cambrils . Inquieto, ha hecho ademán de abandonar la sesión: alegaba tener ansiedad. El presidente del Tribunal, Alfonso Guevara, le ha ordenado que se sentara.

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