Moncloa piensa ya en las urnas pero priorizará los decretos sociales como el salario mínimo

Sánchez asume que sin Presupuestos su intención de llegar a 2020 «se ve acortada»

Pedro Sánchez, ayer, en el Senado EP
Víctor Ruiz de Almirón

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , reconoció ayer por primera vez que si es incapaz de aprobar los Presupuestos Generales de 2019 su intención de mantenerse en La Moncloa hasta 2020 estará comprometida: «Si no logramos aprobar los Presupuestos es evidente que mi vocación de llegar al fin de la legislatura se ve acortada», aseguró durante su intervención en un foro de «The Economist», celebrado ayer en Madrid.

«Yo asumí unos Presupuestos que no eran míos, que había rechazado y nuestra vocación es tratar de llegar a un acuerdo presupuestario. El problema es que PP y Ciudadanos no quieren saber nada de los PGE y los independentistas piden cosas que no tienen nada que ver con los PGE. Están intentando judicializar la política», reprochó Sánchez, culpando al resto de formaciones de la situación actual.

Sánchez volvió a destacar que solo a él compete la convocatoria electoral y que lo hará cuando considere que unas elecciones son «beneficiosas para el país». «No lo voy a hacer en aras del interés del PSOE o porque me lo indique un partido u otro», dijo. Y ahí entra la estrategia que prepara el Gobierno, que es darse unos días más para intentar aprobar las cuentas y en torno a mediados de diciembre determinar si es o no posible la aprobación . Pero ya se abre paso en el Gobierno la sensación de que gobernar por decreto como Sánchez ha puesto encima de la mesa es inasumible que pueda prolongarse mucho tiempo.

Sin Presupuestos el Gobierno se dispondrá a aprobar mediante real decreto ley algunas de las medidas sociales más impactantes, como la subida del salario mínimo interprofesional o la subida de las pensiones conforme al IPC. Estas medidas entrarían en vigor nada más publicarse en el BOE, pero desde el Gobierno quieren además que cada partido plasme su posición en el Congreso de los Diputados. También se espera que pueda concluirse el proceso de exhumación e inhumación de Franco. Pero más allá de esos temas, y garantizado el rechazo de Podemos a que Sánchez siga gobernando por decreto, en diferentes esferas del Gobierno se ve difícil que el Ejecutivo pueda continuar su acción ejecutiva más allá de marzo o abril. Si esa convicción llega a ser una certeza, los comicios podrían ser incluso antes, y siempre condicionado a la posibilidad de aprobar esas dos o tres medidas sociales a las que Sánchez ya se ha comprometido.

Sobre la posibilidad de adelantar elecciones, ya se expresó en la víspera el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos , quien dijo que «nada es descartable» cuando se le preguntó si sería posible un adelanto de elecciones generales para hacerlas coincidir con las europeas, municipales y autonómicas del mes de mayo: «Sabiendo lo líquida que es la política no hay que aventurar nada. De aquí a mayo queda mucho».

El hombre fuerte del PSOE en el Gobierno insistió en el plan A, que es intentar aprobar las cuentas. «Ahora el presidente está concentrado en salvar estos obstáculos», dijo Ábalos, que recalcó que «cada hecho va a condicionar el siguiente» . Y ayer nadie en el Gobierno quiso enmendar ese planteamiento, una vez Sánchez lo había reafirmado por la mañana. La mayoría de integrantes del gabinete guardaron silencio. Pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, manifestó que se «impulsará la tarea política mientras que el Gobierno tenga una utilidad». El PNV, que siempre ha apostado por la estabilidad, ya reconocía ayer que el adelanto electoral «a corto o medio plazo» es una hipótesis «creíble». Informa Adrián Mateos.

Cambio de tono

La posibilidad de un adelanto electoral es palpable en el tono que ayer empleó Sánchez. En el acto de «The Economist» empezó a construir el relato de que la culpa de la falta de acción política es de los demás: «Si significa parálisis, desde luego yo impugno la fragmentación parlamentaria », aseguró Sánchez.

Durante el debate en el Senado el choque también se hizo evidente con el independentismo catalán. Se produjo una dura intervención del portavoz del PDECat en el Senado, Josep Lluís Cleries, que vino a decir que no había ningún cambio respecto al anterior Gobierno. «La afirmación es que ustedes vivían mejor con Rajoy como presidente del Gobierno. Es indudable», cuestionó Sánchez, recordando a Cleries que el independentismo no tiene mayoría.

Muy alejado de su afán por contemporizar el presidente del Gobierno aprovechó el acto con «The Economist» para entrar al conflicto con los independentistas: recordó que la opción de un referéndum no está contemplada en la Constitución, y criticó estas consultas, recordando al Brexit porque «solo segregan, dividen y fragmentan».

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