Curri Valenzuela
Ministros que quieren ser ministros
A la gran mayoría de los ministros en funciones les gustaría volver a serlo nuevamente de verdad. Estaban resignados a ceder sus puestos mientras pensaron posible que gobernara la izquierda y, cuando esa incógnita quedó despejada, volvieron a ser pesimistas ante la perspectiva de ser sustituidos por candidatos de PSOE o Ciudadanos que entraran a formar parte del Ejecutivo de Rajoy. Ahora que parece que vamos hacia un gobierno monocolor en minoría , han recobrado las esperanzas.
Querer dejarlo, querer dejarlo es algo que solo desea el titular de Defensa, Pedro Morenés . Luis de Guindos también lo ha dicho, pero reconoce que si el presidente le pide que continúe, no se negará y existen demasiados rumores de que puede convertirse en vicepresidente económico como para que salga corriendo. Como nuevos fichajes solo suena uno, el de María Dolores de Cospedal , porque «Rajoy se lo debe» , en palabras de uno de sus posibles compañeros, a cuenta de haber dado la cara por el partido en asuntos tan feos como el de Bárcenas. Con su currículo parece capacitada para desempeñar media docena de carteras , aunque se le señalan más las de Interior, Educación o Fomento, si es que esta última queda vacante porque Ana Pastor se mude a otro departamento, ya que es de los poquísimos ministros que tienen seguro repetir.
Los demás se debaten entre los pros y los contras de que Rajoy les encomiende que sigan en su Gobierno . A su favor tienen el hecho demostrado de que el presidente prefiere tener como colaboradores a personas de su confianza y que le cuesta mucho despedir a alguien. Pero como reconoce un ministro en funciones, «se supone que vamos hacia una nueva etapa y es imposible que en la nueva etapa estemos los mismos».
Por este racionamiento sobran los más quemados ante la opinión pública, que como todo el mundo sabe son los de Interior, Jorge Fernández , y el de Hacienda, Cristóbal Montoro . Pero ahí nos topamos de nuevo con la afinidad de Rajoy con el uno y con el otro; el primero ha sido colaborador suyo desde que entró en el primer gobierno de Aznar, al segundo agradece enormemente haber cuadrado las cuentas y no hay nadie a su alrededor que opine que vaya a prescindir de él a menos que el ministro decida marcharse. Con un inconveniente añadido para quienes se vayan del Gobierno: ya no habrá puestos importantes para premiarles, como el de la presidencia del Congreso, porque la minoría del PP no podrá imponer nombramientos para cargos institucionales.
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