El Ministerio de Interior de Rubalcaba vigiló la última grabación de Peñas a Correa en el Hotel Fénix
El encuentro tuvo lugar un mes después de poner la denuncia que destaparía el caso Gürtel ante la Policía Judicial
José Luis Peñas no sólo llevo una grabadora a su última reunión con Francisco Correa el 12 de diciembre de 2007, sino que toda la operación estuvo vigilada por el ministerio de Interior en manos de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Fue un mes después de poner la denuncia que destaparía el caso Gürtel ante la Policía Judicial. Dirigida entonces por Juan Antonio González, ascendido por Mariano Fernández Bermejo, ministro de Justicia, que dimitiría por asistir a una cacería en Jaén junto con el instructor del caso, Baltasar Garzón, justo el fin de semana de las detenciones de los cabecillas de la trama.
«Es cuando ya está puesta la denuncia. Fui con muchísimo miedo . Y fue una de las mejores por su contenido, y determinante para estar aquí», le explicó Peñas a la fiscal Concepción Nicolás.
El acta de vigilancia que ha tenido acceso en exclusiva ABC fue redactada el 6 de marzo de 2008, «por orden del Inspector con número de carnet profesional 81.067, jefe del Grupo XXI de la Brigada de Blanqueo de Capitales», que corresponde a Manuel Morocho, que declarará como testigo en el juicio del caso Gürtel.
Hasta cuatro funcionarios se sitúan ante el número 40 de la calle Serrano para vigilar a «diversos objetivos de la investigación». Son Correa y Peñas, que llegan a las 18:30 de la tarde a la sede de la organización.
A las 20:47 abandonan la zona, caminando juntos por la calle Hermosilla en dirección al Paseo de la Castellana, entrando al interior del «Hotel Meliá Fénix». Correa camina airado, se ha gastado un pastizal en la campaña de Corporación Majadahonda, para conseguir un resultado ridículo.
—¡Mi empresa se fue a la mierda! —grita sin contenerse. Va en su carácter—. Tiré para adelante por una creencia, por unos amigos. Yo estoy a vuestro lado y me tiré a la piscina. Nos tiramos los tres, Juanjo, tú y yo . Puse todos mis medios para machacar a Esperanza Aguirre y para machacar al PP cuando todos sabían que era yo el que estaba detrás. Yo facturaba 500 millones de pesetas cada año. ¿Dónde están esos quinientos?
—En manos de otros, le responde Peñas.
Son los preludios del caso Gürtel, que continúan con un fondo de piano en el Fénix, como si se hubieran trasladado a una escena de El Padrino. Allí Correa se acuerda de Luis Bárcenas. «Salió a relucir en la última grabación», cuenta Peñas a la fiscal.
Son las palabras más repetidas en esta instrucción:
—Yo a Luis Bárcenas le he llevado... Yo... He hecho con él... Un día, vamos a sumar... Tanto aquí, tanto allí... 1.000 millones de pesetas. Yo, Paco Correa, le he llevado. A Génova y a su casa. —¿Con Cascos? —Todo obras. Adjudicaciones de Fomento. Las daba Cascos. Mil kilos. Y sé dónde los tiene. Y sé cómo los saca de España. En qué isla lo tiene. Un paraíso fiscal.
—Es por lo que te tienen tanto miedo, tío. Lo sabes todo. Los tienes pillados a todos, le replica Peñas
—Ya, pero yo no voy a cantar. Ellos saben que yo no voy a cantar.
Finalmente, sí cantó. Olvidándose de parte de la letra: de los años de las adjudicaciones, de las obras concretas que recibían las comisiones, a pesar de alardear de tener una excelente memoria.
El operativo de vigilancia del Ministerio de Interior se mantuvo hasta las 22:20 de la noche, cuando llega un Audi de color oscuro, «pudiéndose observar que montan en el mismo una o dos personas, sin ser identificadas por acumulación de tráfico rodado en la zona».
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