Miguel Bernad: más delgado, muy envejecido y tartamudeando ante la juez
Miguel Bernad ha evidenciado en su declaración por denuncia falsa un gran deterioro físico y psíquico tras cinco meses en prisión: «No le gusta» la comida de la cárcel
Las aptitudes físicas y psíquicas de Miguel Bernad, de 74 años de edad, van cuesta abajo tras cinco meses en prisión provisional. Así lo evidenció el pasado lunes en el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid. Según fuentes presentes en su interrogatorio como investigado por interponer una denuncia falsa de abusos sexuales de un padre a sus hijos, está «mucho más delgado» y su aspecto físico «ha envejecido casi diez años en estos meses de prisión» .
Bernad fue conducido en un furgón de la Guardia Civil desde el Centro Penitenciario de Navalcarnero y pudo declarar sin las esposas. « Tartamudeaba mucho y se le veía muy débil y muy mayor», relata a ABC un testigo de la escena. Según las mismas fuentes, al secretario general de Manos Limpias se le ha «pronunciado» su característica tos nerviosa.
Bernad ha intentado conseguir en varias ocasiones la libertad provisional, pero el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz y la Sala de lo Penal han rechazado las peticiones por la gravedad de los delitos que se le imputan y para que no entorpezca la investigación. El que fuera líder del pseudosindicato fue operado de un desprendimiento de retina el pasado mayo y ha pasado temporadas en la enfermería de la cárcel. Según allegados suyos, «no le gusta la comida que sirven» y se alimenta con lo que compra en el economato.