Mete en la cárcel cien bellotas de hachís y los funcionarios las cambian por piedras para pillar al preso
Las llevó a Topas (Salamanca) una visita y las iban a recoger dos reclusos, destinados en ingresos
¡Me mató la droga que me pasaste! Ese fue el lema de la campaña que el pasado diciembre lanzó Instituciones Penitenciarias para prevenir la entrada de droga en las cárceles , la segunda causa de muerte entre los internos. La última partida que intentaron colar en la de Topas (Salamanca) fue interceptada gracias a la intervención de los funcionarios. Ocurrió el pasado sábado 15 de febrero.
A primera hora de la mañana un individuo se presentó en el centro penitenciario «para comunicar». Se le informó de que el horario de visitas aún no había empezado. «Me he equivocado», se excusó el visitante que se marchó sin más. Pero antes pasó por los servicios de la Unidad de acceso, como pudieron comprobar quienes estaban al cargo de la seguridad de esa zona. Allí dejó dos envoltorios semiescondidos, según informaron a ABC fuentes penitenciarias.
El grupo de seguridad y control de la prisión tenía sospechas de que ese día alguien iba a intentar introducir una cantidad importante de droga (hachís), pero no se tenían más datos. Tras los movimientos sospechosos detectados, el jefe de servicios del citado grupo de seguridad interviene los dos paquetes. En su interior había cien bellotas de hachís, pero tampoco se sabía quién los iba a recoger.
Se preparó el cebo
En ese punto es en el que se prepara el cebo, un dispositivo para encontrar la pieza que faltaba. La droga se saca de los paquetes y en su lugar se colocan piedrecitas simulando que el envío es el que se espera. Había sospechas sobre la posibilidad de que se fuera a introducir droga y también sobre la persona que la iba a colar en el centro: un preso que tenía destino como ordenanza del Departamento de Ingresos y que trabajaba en la zona exterior (limpieza de la Unidad de Accesos, paquetes y encargos, limpieza de exteriores, etc.).
Ese sábado por la tarde y con la excusa de hacer limpieza en la mencionada Unidad de Accesos, el sospechoso, acompañado de otro ordenanza, entró en el servicio y picó el anzuelo. Recogió los paquetes con las piedras que él creía hachís. El jefe de servicio fue el encargado de intervenírselos al que llevaba la voz cantante. Los dos presos han perdido su destino como ordenanzas El Jefe de Servicios que trabajaba ese día (distinto del Jefe de Servicios del Grupo de Seguridad y Control), es quien incauta los dos envoltorios a uno de los Ordenanzas. Ambos han perdido su destino y se les ha aplicado el artículo 75.1 (restricción de movimientos y otras limitaciones regimentales).
La droga es, como se ha dicho, la segunda causa de muerte en las prisiones españolas. El año pasado al menos 53 internos murieron a consecuencia del consumo de estupefacientes entre rejas. Según datos oficiales de Instituciones Penitenciarias, en 2018 un 16,3 por ciento de presos fallecieron después de comunicar con sus familiares o de regresar de un permiso y hasta octubre del año pasado esa cifra subió hasta el 20,5 por ciento.
Noticias relacionadas