Medicado en prisión para superar sus complejos sexuales
El asesino de Logroño ha pasado la mitad de su vida entre rejas. Quienes coincidieron con él aseguran que a pesar de su buen comportamiento «era una rata»

«Desde chaval era un tío raro, todo lo contrario que su hermano gemelo », cuenta alguien que lo trató entonces. El tercero de la saga, Ángel Jesús, también ha tenido encontronazos con la justicia y en enero pasado salió de prisión –estaba como ... preventivo– tras ser acusado de robo y quebrantamiento de condena.
Almeida dejó huella en prisión. Según explicaron a ABC personas que estuvieron con él, llegó a ser ordenanza del módulo 3, un cargo de confianza. Ayudaba con los paquetes, los equipajes de los internos... Un trabajo, en fin, de intendencia. Con los funcionarios se mostraba sumiso, diligente, cumplidor con sus obligaciones , unas características muy comunes en los agresores sexuales encarcelados, que los ven como protectores.
Con los compañeros no tenía demasiada relación «dada la naturaleza de los delitos que había cometido», y desplegaba con ellos un carácter hosco. Desde luego, no tenía grandes amigos.
Pero lo que llama más la atención es que, según las fuentes consultadas, Almeida fue medicado para que pudiera superar unos complejos sexuales que, al parecer, tuvieron una influencia muy importante en el ‘crimen de la inmobiliaria’, ya que no consiguió consumar la violación de la víctima, sino que tuvo que recurrir a las manos. Sin duda, estos problemas le tenían obsesionado y el facultativo de la cárcel decidió ponerle un tratamiento para que los superase, siempre según este testimonio.
El asesino siguió en la cárcel el curso de rehabilitación de delincuentes sexuales. Estaba en libertad condicional tras cumplir 22 de los 25 años en los que quedó su condena después de una refundición de las penas, originalmente de 30. Ingresó en prisión en 1998. De 2013 a 2020 se le autorizaron por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 39 permisos , sin incidencia alguna durante los mismos. El interno cumplió en 2017 las tres cuartas partes de su condena. Aun así, el tercer grado no se le concedió hasta el 6 de febrero de 2020. Estuvo en esta situación solo dos meses, con buen comportamiento y el 8 de abril el juez le dio la libertad condicional. La Fiscalía no se opuso.
En la concesión del tercer grado, es cierto, hubo discrepancias en la Junta de Tratamiento de El Dueso, que se opuso aunque con división de opiniones. El interno recurrió a los órganos centrales, que a la vista del historial lo aprobó . Se tuvo en cuenta que había superado más de tres cuartas partes de la pena, su evolución y el disfrute de permisos sin incidencias. También, claro, las opiniones discrepantes.
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