Marruecos no cede y Sánchez se apoya en la UE ante el desplante de EE.UU.

El Gobierno apuesta por la «devolución inmediata» de los irregulares y promete defender la integridad territorial «ante cualquier desafío con todos los medios»

Qué es el Frente Polisario

Qué es una devolución en caliente y por qué es polémica

Frontera marroquí con Ceuta | Vídeo: La vicepresidenta Calvo dice que la «agresión» a las fronteras «no puede formar parte de buenas relaciones» (EP) AFP/ ATLAS

Marruecos mantiene el pulso al Gobierno de Pedro Sánchez con una tercera amenaza pública, nada diplomática, con su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, como protagonista.

Si los pasados 25 de abril y 8 de mayo el Ministerio de Exteriores marroquí emitió sendos comunicados de advertencia ante la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño –«decepción», «acto premeditado» o «extraerá todas sus consecuencias» fueron algunas de sus advertencias–, ayer la representante de Mohamed VI en Madrid fue aún más clara. «Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir», indicó a la agencia Europa Press antes de acudir a su cita con la ministra de Exteriores , Arancha González Laya , en el Palacio de Santa Cruz. Benyaich fue llamada tras la entrada masiva de al menos 8.000 inmigrantes en Ceuta con la evidente permisividad de las fuerzas de seguridad marroquíes.

Según informaron fuentes diplomáticas a ABC, la reunión entre la ministra González Laya y la embajadora fue tensa, como no podía ser de otro modo. Benyaich reiteró que «hay actitudes que no se pueden aceptar» y añadió que las relaciones entre países vecinos y amigos se tienen que basar en «la confianza mutua, que se tiene que trabajar y nutrir».

Básicamente, la representante de la diplomacia marroquí transmitía el mismo mensaje que su Gobierno advirtió previamente. Sin embargo, hasta ahora el Gobierno español no quiso ver las verdaderas consecuencias que podía acarrear la presencia en el hospital San Pedro de Logroño, con identidad falsa y sin avisar a Rabat, del 'enemigo público número 1' de Marruecos.

La embajadora, sin ambages ni miramientos, calificó de «inusual» la rapidez con la que había sido convocada por la ministra González Laya. Esta no era la primera vez que era llamada por el Gobierno español para aclarar una cuestión de su Gobierno. En diciembre, fue llamada a consultas después de que su primer ministro, Saadeddine El Othmani, defendiera que Ceuta y Melilla «son marroquíes como el Sáhara».

Tras su encuentro con la ministra española, la embajadora marroquí fue llamada a consultas por su propio Gobierno con el objetivo de conocer de primera mano el contenido de la reunión y recibir nuevas instrucciones.

La historia de las relaciones de Marruecos con el Ejecutivo de Sánchez no ha sido sencilla. Ya el presidente socialista rompió la tradición de visitar Rabat en su primer viaje al exterior, eligiendo París para ello. Tanto Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy lo hicieron previamente con el vecino del sur.

Además, declaraciones públicas de su anterior vicepresidente, Pablo Iglesias , a favor del referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental o la declaración de la Administración Trump reconociendo la soberanía marroquí sobre la excolonia española tampoco ayudaron a calibrar las relaciones que han estado siempre protagonizadas por el chantaje marroquí: si no se atiende a sus intereses abre el grifo de la inmigración ilegal hacia Canarias, el Estrecho de Gibraltar, Ceuta o Melilla.

La decisión de la Administración de Donald Trump, poco antes de abandonar la Casa Blanca, de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental es un elemento clave. España, como la UE, no suscribió ese movimiento. Ese acercamiento de Washington a Rabat se mantiene con la Administración Biden . Y, en paralelo, se hace patente en un nuevo frente que las relaciones con España no son prioritarias para Estados Unidos.

En el día de ayer, en plena escalada de la crisis migratoria, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llamaba a su homólogo marroquí para hablar sobre Israel y Gaza. Y para enfatizar «la importancia de la sólida relación bilateral y el papel clave de Marruecos en el fomento de la estabilidad en la región». Sin mención alguna a España.

La virulencia de la crisis ha sorprendido al Gobierno. Diversas fuentes consultadas reconocen que era previsible que se mantuviera la escalada verbal. Y movimientos en la frontera pero no de esta dimensión. Sí se reconoce por tanto falta de previsión. Y nuevamente salen a la luz elementos de descoordinación y distintos enfoques entre los ministerios implicados, como sucedió en Canarias a finales del pasado año. En esta ocasión desde Unidas Podemos optaron por apartarse de la polémica. Y el Consejo de Ministros aprobó la creación de un «comité de situación» para centralizar las operaciones. Además, se aprobaba una ayuda de 30 millones de euros para la «cooperación policial internacional para contribuir a la financiación del despliegue de las autoridades marroquíes en actividades de lucha contra la inmigración irregular».

Los contactos

Hasta la noche del lunes el Gobierno mantenía sin cambios su agenda. En la mañana de ayer cambió el paso y puso todo el foco en esta crisis. Sánchez cancelaba un viaje previsto a París y se centraba en tres interlocuciones claves: contactar con el Rey, con el líder del PP, Pablo Casado, y plantear una ronda de llamadas con los principales dirigentes de la Unión Europea. El Gobierno se mostró satisfecho con el resultado de estos contactos . El presidente del Consejo Europeo, la presidenta de la Comisión Europea, así como otros mandatarios europeos trasladaron a Marruecos el mensaje que quería España: Ceuta es frontera de la Unión Europea y su quebranto es cuestión comunitaria.

Pablo Casado había llamado previamente a Sánchez para expresarle el pleno apoyo del PP a la soberanía nacional de Ceuta y Melilla y para garantizar la integridad territorial de las fronteras, «de inmediato y con todos los medios que sean necesarios», en una crisis diplomática que calificó de «extrema gravedad».

En una declaración institucional Sánchez quiso lanzar el mensaje nítido de que la estrategia iba a ser «la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente». Y tras garantizarse el respaldo de la UE planteó a Marruecos reconducir la situación, pero advirtiendo de que la integridad territorial de España, sus fronteras y la seguridad de los ciudadanos españoles serán defendidos por el Gobierno de España en todo momento y ante cualquier desafío con todos los medios necesarios y conjuntamente con nuestros socios europeos».

En la tarde de ayer el Gobierno cifraba de forma oficial las entradas irregulares en más de 8.000 personas, habiéndose procedido a la devolución de 4.400 irregulares. Se estableció un sistema de trabajo de los cuerpos policiales que operase las 24 horas del día para agilizar los trámites de devolución.

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