María Dolores de Cospedal: La doble derrota de la secretaria general

La la exministra de Defensa y número dos del partido no ha conseguido pasar a la segunda vuelta ni evitar el triunfo de Santamaría

María Dolores de Cospedal en una imagen de archivo Jaime García

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Curtida en mil batallas bajo la bandera del Partido Popular, María Dolores de Cospedal se vio obligada ayer a dar una «enhorabuena» muy dolorosa a los dos vencedores de la primera vuelta de las primarias. Su tercer puesto supone un doble fracaso : quedarse fuera de la decisiva votación de los compromisarios y asistir a la victoria de su principal adversaria, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

La secretaria general desde el congreso de Valencia de 2008 mostró su tarjeta de presentación para las primarias populares el día que anunció su candidatura, en un acto de partido en Toledo: «He dado la cara siempre, me la han partido varias veces, pero me he levantado» . Desde ese momento, Cospedal intentó marcar así su principal diferencia con Sáenz de Santamaría. Ella fue la que defendió a su partido en pleno acoso por el caso Gürtel. Fue Cospedal quien dijo aquello de «indemnización en diferido» a Luis Bárcenas, para intentar justificar el prorrateo del finiquito del extesorero del PP durante 20 años años. Y fue ella quien volvió a dar la cara, y se la partió una vez más, cuando intentó justificar la destrucción de los discos duros de Génova o negó la existencia de la Caja B.

El pasado 19 de junio optó por dar la cara de nuevo, tras la marcha súbita de Rajoy, y unas horas después de que Alberto Núñez Feijóo anunciara que no se presentaría como candidato a la presidencia del partido. Visiblemente emocionada, Cospedal afirmó que quería liderar el PP para «ganar, ganar y ganar». No dijo que quería impedir que quien se pusiera al frente del partido fuera una de sus más íntimas rivales entre los populares, la exvicepresidenta del Gobierno, pero muchos intuyeron que era una razón de peso. Su relación con Sáenz de Santamaría no es que haya sido mala, es que ha sido inexistente, desde el punto de vista personal. En los dos años en los que han coincidido en el Gobierno tuvieron una colaboración tan fría como eficiente, con una fina profesionalidad. Más allá de eso, jamás se han ido juntas de cena, ni tienen por qué hacerlo, como dicen en los equipos de ambas.

Cospedal ha tenido que luchar , eso sí, con su identificación con una etapa del partido que forma parte del pasado, mientras se ofrecía para una nueva fase de renovación.

Ahora debe decidir si como secretaria general aún del partido pide el voto para algún candidato o se mantiene al margen.

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