Juan Fernández-Miranda - XI LEGISLATURA
Mantras electorales y otros miedos
La clase política espera a las urnas como las vacas miran al tren . Y ante tanta atonía, la ciudadanía va sucumbiendo a diversos mantras ante los que conviene arrojar luz. El primero y principal es el de esos alumnos aventajados que saben, desde el mismo día 21 de diciembre, qué va a pasar. Unos que si pacto de izquierdas, otros que si gran coalición.
Estos iluminados sabelotodos suelen acabar sus reflexiones con dos tipos de frases: el clásico « te lo digo yo » o el típico « hazme caso » que dejan al interlocutor sin posibilidad de intervenir. Pues no, no hay certezas, ni las ha habido en estos meses, y los análisis políticos con mucho más complejos de lo que parece.
Tengo la certeza de que esos aventurados vaticinios no se apoyan en razones, sino en temore s . El sabelotodo de derechas teme un gobierno socialpopulista como el iluminado de izquierdas sufre ante una «Grosse Koalition». Sin embargo, en la política, y más en la España de estos tiempos, hay múltiples factores que deben ser ponderados. Algunos son obvios, otros no tanto, pero todos son ninguneados por los mantras preelectorales:
1) El primero y más importante, el resultado de las elecciones , a veces soslayado en pro de echar a un candidato que resultó vencedor de las elecciones. Aunque perdió el 34% de los votos obtenidos en 2011, Mariano Rajoy ganó las elecciones, lo cual le da una ventaja sobre los demás y le permite sentirse legitimado para seguir adelante.
2) Las estrategias de los partidos a corto, medio y largo plazo. Por ejemplo, ¿ qué es lo que quiere principalmente Pablo Iglesias ? ¿entrar en un gobierno presidido por Sánchez o convertirse en la opción mayoritaria de la izquierda? Si el punto de partido es una hipótesis o la otra, el resultado del análisis será distinto.
Unas elecciones que se deciden por media docena de escaños son de todo menos irrelevantes
3) Las discrepancias internas de los partidos. ¿Cómo afecta a la posición de Podemos el conflicto Iglesias-Errejón ? O dicho de otro modo, las discrepancias entre quienes dibujan una evolución más moderada y quienes mantienen sus esencias radicales?
4) Las estrategias individuales de los líderes, no siempre coincidentes con sus propias formaciones. En este punto el mejor ejemplo es Pedro Sánchez, pues de los cuatro candidatos del 20-D es quien tiene un liderazgo más débil . Se dice mucho que Está dispuesto a todo con tal de gobernar, pero eso aún está por demostrar.
5) El paso del tiempo . Aunque parezca que en estos meses no ha pasado nada, cada día hay novedades. El tren pasa lento, parece que no se mueve, pero está en marcha. Un buen ejemplo aquí son los escándalos de corrupción que atosigan al PP . Como una gota colmando el vaso, la presión social va variando y lo que hoy puede parecer irrelevante mañana pasa a ser decisivo.
6) Las afinidades personales . En política cuentas más de lo que puede parecer. Al final, los Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias son personas de carne y hueso y no es lo mismo llevarse bien que llevarse mal. Rajoy y Sánchez no se soportan y no se respetan , y eso complica las cosas enormemente.
7) El efecto encuestas.
Los partidos se esfuerzan hoy día por atribur al resto la responsabilidad de la falta de acuerdo, la culpa de convocar de nuevo a los españoles a las urnas (quintas elecciones en 14 meses): Rajoy a Sánchez, Sánchez a Iglesias, Iglesias a Sánchez, y Rivera... a Rajoy y a Sánchez.
¿Hay un argumento más sólido para sostenter que vamos a elecciones que la certeza de que todos los candidatos creen que tienen expectativas de mejora r?
Intuyo que solo un ataque de pánico podría impedir las nuevas elecciones. Porque, como les hemos contado este fin de semana en ABC, ¿ qué creen los partidos que pasará en las próximas elecciones ? Todos han hecho análisis de errores y aciertos en las campañas del 20-D y tienen estrategias claras para el 26-J:
1) Rajoy cree que el PP subirá lo suficiente para poder formar gobierno con Ciudadanos.
2) Sánchez espera no solo seguir siendo la fuerza principal de la izquierda, sino que cree que la unidad de Podemos e IU (aunque eso habrá que verlo) le permita pactar con ellos y gobernar.
3) Iglesias confía claramente en el «sorpasso» y en entregar a Sánchez la carta de defunción del PSOE.
4) Rivera cree que mejorará resultados robando voto popular hastiado con la corrupción y el voto de centroizquierda temeroso del populismo.
Dicho lo cual, ¿hay un argumento más sólido para sostenter que vamos a elecciones que la certeza de que todos los candidatos creen que tienen expectativas de mejora r?
Y esta es la conclusión final de este artículo. Ante el mantra de que todo va a quedar igual , una reflexión: las encuestas dibujan escenarios más o menos similares al actual, punto arriba punto abajo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que seis escaños más para la suma PP-Ciudadanos o diez escaños más para la suma Partido Socialista-Podemos cambia radicalmente el resultado. Unas elecciones que se deciden por media docena de escaños son de todo menos irrelevantes. El 26-J no da igual, más bien al contrario. Y por eso nuestros políticos, en estas semanas, siguen mirando al tren mientras rumian sus estrategias electorales .