Los presos del «procés» logran su objetivo de apartar de sus recursos a un magistrado del TC

Antonio Narváez, ex fiscal del Supremo, renuncia voluntariamente para preservar la imagen de imparcialidad del órgano: hace tres años tildó el «procés» de golpe de Estado

Antonio Narváez, magistrado del Tribunal Constitucional

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El Pleno del Tribunal Constitucional ha aceptado por unanimidad la decisión del magistrado Antonio Narváez de abstenerse de participar en las deliberaciones y de intervenir en las resoluciones de todos los recursos interpuestos contra todas las decisiones tomadas por el Supremo en el marco del «procés», incluida la sentencia que condenó a los líderes independentistas por sedición.

Asimismo, el magistrado Narváez ha declinado las ponencias que le habían correspondido de los recursos de amparo de Dolors Bassa y de Carme Forcadell. Fuentes del TC señalan que Narváez considera que con esta decisión «contribuye a explicitar la independencia e imparcialidad del Tribunal al que se honra en pertenecer».

Quien era fiscal del Tribunal Supremo antes de ser elegido magistrado del TC fue recusado por los presos del «procés» por una conferencia que dio en Granada en noviembre de 2017, en la que calificó el «procés» de «golpe de Estado encubierto» y lo comparó con el 23-F.

Narváez siempre ha negado que exista razón objetiva alguna que comprometa su imparcialidad. Considera que sus palabras se han descontextualizado de una charla sobre el «alcance general» de lo sucedido en Cataluña. «En ningún momento hice mención alguna y referencia concreta a la causa penal, como tampoco cita personal alguna de los recusantes», señaló en uno de sus escritos.

Explicó que hizo un recorrido cronológico hasta llegar a la sentencia del TC sobre el Estatuto catalán y a las leyes de ruptura aprobadas por el Parlamento de Cataluña los días 6 y 7 de septiembre de 2017.

Precisamente el Tribunal Constitucional iba a abordar en el Pleno celebrado hace dos semanas el primero de los recursos de amparo, que correspondía a Mertitxell Borràs, pero finalmente se decidió no hacerlo hasta que se resolviera antes la recusación de este magistrado. Ahora, tras la salida del progresista Fernando Valdés (por su presunta implicación en un caso de violencia de género) y la decisión de Narváez, considerado de perfil conservador, serán diez, y no doce, los miembros del TC que aborden estos recursos.

En su recurso de amparo, Borràs sostiene que el Supremo no era competente para juzgarle, sino que debía haber sido el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) al haber sucedido allí los hechos. Se trata de una alegación común en los recursos del resto de condenados que está previsto que el TC rechace respaldando así la competencia del Alto Tribunal para enjuiciar el «procés» . Tras el recurso de Borrà vendrán ya el del resto de condenados, con la previsión de terminar a las puertas del verano con el de Oriol Junqueras, el más complicado desde el punto de vista técnico por la cantidad de cuestiones que plantea.

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