Los líderes regionales socialistas pregonan diálogo y estabilidad

Las comunidades del PSOE se conjuran por hacer de 2017 «el año de los grandes pactos»

Alberto Núñez-Feijóo, presidente de Galicia ABC
Itziar Reyero

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España inicia el nuevo año con la resaca del bloqueo político vivido durante casi todo 2016 y con el reto de afrontar 2017 sin mayorías que garanticen la estabilidad, salvo honrosas excepciones como el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo en Galicia. De ahí que los mensajes de final de curso de la mayoría de los gobernantes autonómicos fueran por los derroteros de la necesidad del diálogo y consenso para garantizar la gobernabilidad del país. El presidente de Asturias y líder de la gestora del PSOE, Javier Fernández , exhibió su talante pactista y deseó «estabilidad política e institucional».

El «interés general»

En su discurso de final de año, Fernández , que viene de aprobar los presupuestos regionales con el apoyo del PP, se comprometió a que la guía de su acción política será el «interés general» y habló de «responsabilidad, generosidad y altura de miras» para afrontar el inestable panorama actual. «Son muchos los desafíos que tenemos. Consolidar el crecimiento, aumentar el empleo, mejorar los servicios públicos… Para ello necesitamos estabilidad política e institucional, en España y en Asturias», defendió, avalando así la decisión histórica del PSOE de facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy con la abstención, que fraccionó a su partido.

Otra cosa es que los socialistas accedan a favorecer los Presupuestos generales, una opción que desde la gestora tildan de «remota». En todo caso, sus dirigentes sí se sentarán en la mesa para explorar los grandes retos comunes, como es el nuevo modelo de financiación autonómica. «Es en el marco de ese diálogo político e institucional donde debemos abordar este año asuntos relevantes para la ciudadanía», anticipó el presidente asturiano. Fernández pidió actuar «con perspectiva», en línea con el mensaje trasmitido la víspera por el portavoz de la gestora socialista, Mario Jiménez .

Desde Aragón, Javier Lambán , también del PSOE, confió en que 2017 sea «el año de los grandes pactos» e hizo examen de conciencia al reconocer que el año de bloqueo ha sido estéril. España, dijo el presidente aragonés, ha malgastado «demasiadas energías en la larga y absurda campaña electoral en la que hemos estado inmersos durante más de un año». Por ello, cree que es la hora de trabajar juntos por el bienestar común, abandonando la lucha por el poder político. «Porque los ciudadanos, aquejados de angustia, de frustración, de penurias o de todo a la vez, no van a perdonarnos que sigamos distrayéndonos de esa obligación primordial», señaló, informa Efe.

El desafío catalán

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page , defendió en su discurso de fin de año la unidad de España como seña de igualdad y solidaridad entre sus diferentes territorios y rechazó tanto «el egoísmo individual» de quienes quieren «rapiñar o tener más que el resto en momentos en que se necesita más la solidaridad», como el egoísmo «de quienes territorialmente quieren ser más que otros».

«Estamos en el corazón de España y tenemos a España en el corazón. No se puede dudar de lo que somos ni de quiénes somos», defendió García-Page, que reiteró su compromiso como líder autonómico socialista en defender la vertebración territorial. «Los que creemos en la igualdad, hoy estamos obligados más que nunca a defender la unidad. Unidad e igualdad van de la mano», reseñó.

El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo , del PP, también reivindicó la conveniencia de buscar «puntos de encuentro» por encima de las «diferencias ideológicas, territoriales o generacionales» para afrontar los «retos» de Galicia en 2017, pese a que gobierna con mayoría absoluta. «La dimensión de los retos reclama puntos de encuentro», dijo el líder gallego, quien defendió que «la democracia necesita ser afectiva y efectiva».

Feijóo advirtió a los líderes regionales de Cataluña de que no consentirá tratos de favor, tampoco en el debate de la reforma de financiación autonómica. «Galicia no quiere más que nadie, pero tampoco menos. No aspira a ningún privilegio, pero tampoco los aprueba. Galicia aboga por esa nación equilibrada y solidaria que consagra la Constitución hecha y refrendada por todos».

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