La ley no basta si falla la política
En Europa hay veces que coinciden representantes de partidos que a su vez pueden ser incompatibles entre ellos si se mantuvieran a escala nacional

El aspecto más importante de la ley electoral europea es que no existe. Los diputados al Parlamento Europeo se eligen en cada país según las reglas nacionales y son enviados a Estrasburgo con lo puesto, para que se organicen a través de ... los grupos políticos europeos , donde a veces coinciden representantes de partidos que a su vez pueden ser incompatibles entre ellos si se mantuvieran a escala nacional. En estas circunstancias, el mantenimiento de la disciplina de voto dentro de los grupos políticos es un ejercicio de equilibrismo que obliga a un permanente ejercicio de búsqueda de compromisos. La ratificación el pasado martes de la alemana Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión, que sería el gesto más parecido a una investidura del presidente del Gobierno en España, fue posible porque se planteó desde un principio como un ejercicio en el que la mayoría que votó a favor (por nueve votos de diferencia nada más) estaba basada en la defensa de los intereses de la Unión. También porque ese nombramiento formaba parte de un «paquete» en el que se había intentado contentar a todas las sensibilidades, geográficas, políticas o de género y rechazarlo -como hicieron los socialistas alemanes y de otros países- significaba la anulación de todo.
Las cosas no han sido siempre así en Europa. Inicialmente, el nombramiento del presidente de la Comisión se hacía a puerta cerrada en el Consejo Europeo y el papel del Parlamento era puramente instrumental. La buena noticia es que la Eurocámara tiene cada vez más poder y que en su seno las votaciones son cada vez más políticas. Aún con un resultado tan cerrado, la respuesta de Von der Leyen a un portavoz de los nacional populistas de Alternativa para Alemania que le decía que no votaría su candidatura fue muy reveladora: «Mejor así, Yo no quiero su voto». La mala noticia es que por la misma puerta que ha entrado la política en el Parlamento Europeo se ha colado también la demagogia antieuropea y si tradicionalmente la suma de populares y socialistas bastaba para controlar la cámara, ahora no hay garantías ni siquiera sumando también a los liberales.
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