Lerrouxismo inverso
La campaña ha propiciado una suerte de lerrouxismo inverso. A la manera del clásico, se caracteriza por su confusión, populismo, demagogia y antiespañolismo
Visto.
En la calle: lazos amarillos en edificios, árboles, farolas y frente a las escuelas. En la Fira de Santa Llúcia de la catedral de Barcelona: figuras del caganer –16 euros la pieza– de Puigdemont, Junqueras, Rufián, Gabriel, Sánchez, Cuixart o el 1-O. Al lado, Maduro y Kim Jong-Un. En la papelería: reproducción en miniatura de la urna del referéndum ilegal del 1-O. Y relojes, pendientes, collares, pulseras, sortijas, imanes, adhesivos, pins, llaveros, calendarios, agendas, libretas, bolígrafos, estuches, puntos de libro, fundas para tarjetas y teléfonos móviles, monederos, juegos para niños y adultos, y mochilas escolares, todo ello, con la estelada. En la pastelería: pan, chocolate, pastel, vino, cava y licores grabados, etiquetados o envueltos –domina la estelada o 1714– con motivos alusivos. El merchandising secesionista que normaliza y banaliza (Michael Billig) la independencia.
Leído.
La campaña ha propiciado una suerte de lerrouxismo inverso. A la manera del clásico, se caracteriza por su confusión, populismo, demagogia y antiespañolismo. Más: emoción y sentimiento. Y el halago del buen pueblo catalán frente a los excesos del Gobierno de España. Propósito: aumentar el voto secesionista. El ejemplo lo proporciona la carta de una catalana, hija de extremeña, difundida en internet. Último párrafo: «Está claro que somos dos naciones diferentes. Una nación puede poner dos millones de personas en la calle sin que rompan una papelera. La otra, en cuanto se reúnen diez o doce, le parten la cara a alguien. Tengo muy claro cuál de las dos naciones es la mía».
Observado.
CatComú y la CUP hacen lo posible para que la campaña no gire solo alrededor del eje secesionismo/constitucionalismo, sino sobre el eje derecha/izquierda. Están fracasando en el intento, porque el ambiente viciado creado por el secesionismo hace imposible –o casi– las propuestas que hablan de la política de las cosas.