Juicio a Ana Julia
«Ángel te quiero mucho, quiero a Gabriel, mi perro está dentro»
Un guardia civil desvela las palabras de Ana Julia cuando le pusieron los grilletes el día de la detención
Ana Julia Quezada culpable de asesinato con alevosía según el jurado popular
«Ángel te quiero mucho, quiero a Gabriel, mi perro está dentro». Esas fueron las palabras de Ana Julia Quezada cuando los agentes de la UCO le pusieron los grilletes el 11 de marzo de 2018 al ser detenida antes de entrar en su garaje de Vícar. Así lo ha explicado en Sala uno de los guardias civiles que participó en esa diligencia y que fue el encargado, junto a otro compañero, de seguirla durante toda esa mañana, desde que salió de la casa de Las Hortichuelas hasta que llegó a Vícar.
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«El cuerpo se le escurre, se le cae y es cuando lo vemos bien», ha respondido el agente cuando la fiscal le ha precisado mientras se visionan las imágenes más duras del caso que no le parece que la acusada lo lleve como «acunándolo». Así lo había calificado este mismo funcionario unos minutos antes.
Los agentes han descrito con detalle, primero de palabra y después fotograma a fotograma, lo que ocurrió en la finca de Rodalquilar el día que la acusada se trasladó para desenterrar el cuerpo del niño y cambiar su lugar de enterramiento, en teoría según explicaron ayer varios participantes en la investigación.
Cuando Ana Julia dejó a Ángel en Las Negras se dirigió a la finca sola, le costó abrir la valla, jugó con su perro, habló por teléfono y empezó a desenterrar al niño, tras sacar una toalla del coche. «Se va a la tumba, saca el cuerpo, lo coge, lo lleva como acunado y va hacia el maletero, le cuesta meterlo en el maletero. Sube al perro y se va. Hace un recorrido totalmente ilógico. La seguimos hasta antes de que entre en el garaje de Vícar»
El agente ha contado que allí estaba el cuerpo, el niño, «lleno de arena». « Ana Julia tenía tierra en las manos y la sudadera también la tenía llena de arena », ha especificado el guardia civil. Cuando se le leyeron los derechos Ana Julia dijo: «Muy bien», pero cuando iban a colocarle las esposas fue cuando les espetó la frase mencionada. «Ángel, te quiero mucho, quiero a Gabriel, mi perro está dentro»
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