Juan Fernández-Miranda
Refundando, que es gerundio
El único «gracias Teo» que se escuchó fue a Teófila, no a Teodoro
Los 35 primeros nombres del equipo de Feijóo
Una imagen para la galería: el frío beso de Casado a Ayuso
En el pasilleo del Congreso del PP un viejo dirigente se atrevía a describir a Feijóo : «Es como Mariano, pero trabaja más». Un feijóologo presente lo explicaba: «Pide informes de cada tema, y se los estudia a fondo». El dirigente se matizaba a sí mismo: «No es que Mariano trabajara poco, es que Feijóo trabaja mucho». Pero la comparación se había entendido.
Lo de ayer en Sevilla fue un chute de pepeína en un congreso en el que sólo se repartía la pedrea, porque el Gordo –Feijóo– y el segundo premio – Gamarra – ya habían sido desvelados de antemano. Y la pedrea fue Elías Bendodo , nombramiento que revela que en el nuevo Partido Popular manda el eje Galicia-Andalucía.
Después años de disensos, Aznar y Rajoy coincidieron ayer en un mensaje: el éxito del PP pasa por la capacidad de unir a democristianos, liberales y conservadores. Ese fue el mensaje que atravesó ayer una inagotable jornada de discursos en la que nadie nombró a Vox y nadie dijo «ultraderecha». El hoy presidente del PP lo dijo a su manera:«Es bueno enriquecer». Tanto Feijóo como Moreno saben, y además les sale de dentro, que a Ayuso hay que dejarle espacio. Espacio y otra cosa: el PP de Madrid, que será suyo por entero a partir de mayo. Si hay espacio para todos gana el PP; si hay unidad, gana el PP.
«Quien no se presentó en Sevilla fue su número dos, Teodoro García Egea, de quien no se acordó ni el propio Casado»
Otra cosa no, pero nadie podrá decir que los dirigentes del Partido Popular no son educados: todos pasaron de puntillas sobre el espectáculo circense de los últimos seis meses con la traca final en esa semana trágica de febrero.
Es más, se permitió a Casado pronunciar su tercer discurso de despedida y, al fin, Casado abandonó el verso de la canción de Sabina –«ahora que me despido, pero me quedo»– y se fue.
Quien no se presentó en Sevilla fue su número dos, Teodoro García Egea , de quien no se acordó ni el propio Casado, que tampoco se acordó de Hernández Mancha cuando enumeró a sus predecesores. El único «gracias, Teo» que se escuchó lo pronunció Feijóo, pero se refería a Teófila Martínez. Así es la política, cruel, cínica y desmemoriada, pero Feijóo sabe que si quiere ganar debe repristinar. ¿Cómo? Refundando, que es gerundio.
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