Interior retirará parte de la valla de Melilla que instaló Zapatero

La triple sirga costó 20,9 millones y se eligió por no ser lesiva para los inmigrantes

Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior EP

S.E.

El Ministerio del Interior ha anunciado que retirará de la valla de Melilla la sirga tridimensional, el entramado de cables de acero no lesivo pensado para dificultar la entrada de inmigrantes a España que José Luis Rodríguez Zapatero mandó instalar entre 2005 y 2006 con un coste inicial de 13,9 millones de euros, al que luego se sumó una ampliación que supuso el desembolso de 7 millones más. El titular del departamento, Fernando Grande-Marlaska lo anunció este fin de semana en la ciudad autónoma, después de que días atrás avanzara en Ceuta que la alambrada se elevará de 8 a 10 metros en aquellos lugares donde se ha demostrado más vulnerable.

Marlaska, que en esta visita volvió a mostrar su rechazo a las concertinas por ser un medio pasivo «cruento» con los inmigrantes, no comentó sin embargo las razones que han llevado a decidir la eliminación de la sirga, que en un momento de asaltos masivos a las vallas de Ceuta y Melilla como fue el año 2005 fue elegida como el sistema más adecuado precisamente debido a que resulta inofensivo para la integridad física de las personas. Más allá, el ministro indicó que la alambrada se modernizará con una modificación del circuito cerrado de televisión actual, de modo que se podrá tener «una observación perfecta» del perímetro mediante nuevas cámaras de grabación y térmicas capaces de avisar de cualquier presencia.

En Melilla, el titular de Interior subrayó la apuesta del gobierno por una inmigración «legal, ordenada y segura» y presumió de que en febrero la cantidad de personas que han accedido de forma irregular a España ha sido un 20 por ciento menor que en el mismo mes del año pasado, al pasarse de 1.016 entradas en 2018 a las 936 de este 2019. Es, dijo, resultado de las labores de planificación y control migratorio que el Ejecutivo ha emprendido tras dedicarse los primeros meses fundamentalmente a gestionar el incremento de las llegadas que se registraron durante el verano.

En la ciudad autónoma, el ministro tuvo que abordar un problema de difícil solución, la presencia de los menores extranjeros no acompañados (MENA), que se ha convertido en un grave quebradero de cabeza para las autoridades locales. Marlaska recordó que se ha empezado a trabajar con Marruecos en una metodología para proceder a la repatriación «cuando procesa» de estas personas. El presidente de Melilla, Juan José Imbroda , reclamó en rueda de prensa el mismo día que de los mil menores que hay actualmente, 700 sean trasladados a la Península.

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