La inminente prisión de Rosalía Iglesias desafía a Luis Bárcenas
La Audiencia Nacional se pronunciará en días sobre su pena de 12 años de cárcel

No deja de ser llamativo que fue el propio extesorero del PP L uis Bárcenas quien con la filtración de sus ya célebres «papeles» puso a su mujer, Rosalía Iglesias , en el punto de mira de los investigadores de la trama ... Gürtel . De ahí sacaron la información que la sitúa como beneficiaria de unas acciones de Libertad Digital que revirtieron en el pago parcial de una casa en Baqueira y que se habrían adquirido con dinero de la «caja B» que manejaba el contable. Y pese a este detalle que destacan a menudo las fuentes jurídicas conocedoras del asunto, para Bárcenas, que su mujer acabase salpicada en la causa era una línea roja .
Hace una década ya que empezaron las pesquisas, han pasado tres años desde que ella tuvo que sentarse en el banquillo y durante todo este tiempo, sobrevolaba una amenaza latente: si ella caía, él tiraría de la manta . De forma más o menos velada, se daba así a entender que pese a todo lo que ya había revelado, Bárcenas tenía aún artillería contra el PP. Cierta credibilidad debían tener sus amenazas, cuando la Audiencia Nacional investiga la operación Kitchen , un despliegue parapolicial que se habría orquestado desde el Ministerio del Interior que comandaban los populares en el año 2013 y que buscaba sustraer al tesorero ese supuesto botín oculto comprometedor para el partido y sus dirigentes.
En esa causa sólo consta el hallazgo de un puñado de papeles que vienen ahora a confirmar lo que ya se sabía y el contenido de unos móviles viejos que guardaban mensajes ya difundidos en prensa, además de su agenda de contactos. Buscaban audios y documentos escondidos en lápices de memoria o discos duros. Si se los quitaron, como decía el implicado comisario José Manuel Villarejo , o se fueron de manos vacías, es aún un misterio y por eso, cobra más relevancia el paso que el miércoles dio el Tribunal Supremo. Ha confirmado la sentencia sobre la trama Gürtel y aunque ha absuelto a Rosalía Iglesias de un delito y ha menguado la pena impuesta por otro, la ha sentenciado a 12 años y 11 meses entre rejas. Una pena demasiado abultada para que esquive el ingreso en prisión que eludió bajo fianza en 2018 cuando la Audiencia Nacional dictó la primera condena. En el juicio, ella centró su defensa en que firmaba lo que su marido le ponía por delante por una mera cuestión de confianza. No era así dueña de los delitos contra la Hacienda pública o de blanqueo que se le imputaban. Era consecuencia de su matrimonio con el principal involucrado.
No es el caso «Nóos»
De cara al Supremo apeló en su recurso a las sentencias del caso «Nóos» y «Gescartera» como ejemplo de jurisprudencia para «esposas de» que no sabían nada , pero no ha convencido al tribunal, habida cuenta de que entre 2000 y 2005 Bárcenas ingresó en efectivo casi 4 millones de euros. «La mera invocación de aquellos otros procedimientos donde se acordó la absolución de las esposas de los encartados ha de ser también rechazada, pues como hemos dicho, el principio de igualdad ordena tratar de distinto modo a lo que es diferente», dice la sentencia. No ve la Sala un parecido: «Es patente -concluye- que la recurrente actuó dolosamente pues tuvo pleno conocimiento de los distintos artificios utilizados para ocultar los fondos en cuestión a la Hacienda Pública en los que, además, su intervención fue fundamental».
Lo mismo ocurre con las mencionadas acciones. El Supremo avala el relato de hechos de la Audiencia Nacional en tanto que su intervención en la gestión del dinero es «incompatible con la ignorancia o el desconocimiento». Confirma 12 años y 11 meses como cooperadora de delitos contra la Hacienda Pública y autora de un delito de blanqueo de capitales .
El fallo llegará en las próximas horas a ese mismo tribunal, que tendrá que revisar su situación y dictar los términos de la ejecutoria. La línea roja de Bárcenas, más cerca.
En el PP denuestan esta posibilidad. «Como si canta la Traviata», responden las fuentes consultadas por este diario , que inciden en la nula preocupación al respecto y en el «comportamiento mafioso» que dicen, tiene quien amaga con algo así. Pero la investigación de Kitchen sigue abierta y ahí, una baza para poner sobre la mesa aquello que, se presume, su chófer intentaba encontrar bajo la manta pagado a cambio con fondos reservados.
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