La inhabilitación de Torra mete presión a la investidura de Sánchez
ERC pide al presidente del Gobierno en funciones un gesto hoy para poder mantener su postura
La investidura de Pedro Sánchez, en directo
La Junta Electoral Central (JEC) puso ayer patas arriba el tablero de juego de Pedro Sánchez al resolver que Quim Torra debe abandonar la presidencia de la Generalitat por «ilegibilidad sobrevenida» y que, por el mismo motivo, el líder de ERC, Oriol Junqueras, debe cesar como eurodiputado electo . A tan solo unas horas del inicio del debate de investidura en el Congreso, los vocales del citado organismo acordaron tras una larga reunión que Torra no puede ostentar la condición de diputado autonómico al haber sido condenado por el Tribunal de Justicia de Cataluña por desobediencia en el caso de los lazos amarillos. Y dado que el Estatut establece que el «president» debe tener la condición de parlamentario autonómico es por ello que no puede continuar al frente del Gobierno catalán. En el caso de Junqueras, la JEC basa su decisión en que la sentencia firme del Tribunal Supremo sobre la causa del procés le condenó a una pena privativa de libertad que le impide, mientras ésta dure, gozar de elegibilidad, tal y como establece la Ley Electoral. Ambas decisiones tendrán efecto cuando sean comunicadas lo que ocurrirá en los próximos días y aunque ambas son recurribles ante el Supremo será éste quién decida si su aplicación debe o no suspenderse.
De inmediato, y tras conocerse la decisión, Quim Torra convocó de urgencia el Consejo Ejecutivo de la Generalitat, al término de cuya reunión anunció la celebración, hoy, de un pleno extraordinario del Parlamento catalán con objeto de que le ratifique. Mientras el independentismo más exaltado hervía en las redes y varios cientos de personas se concentraban en plaza Sant Jaume para exigir que no se dé «ni un paso atrás» –la escena recordó los momentos decisivos de octubre de 2017 previos a la DUI– Torra trasladaba la presión al Parlament y, de manera particular a sus socios de ERC, partido sobre el que ahora convergen todas las miradas.
Fuentes de ERC consultadas por este diario señalaron que, pese a todas las presiones, ahora mismo no habría la intención de variar la decisión de abstenerse el próximo martes y permitir así la investidura de Sánchez. Sí esperan que hoy el candidato socialista en su discurso de investidura haga algún tipo de alusión, aunque sea mínima o indirecta, a la decisión de la JEC que sirva a ERC para justificar que mantienen su compromiso. Desde el partido republicano se entiende que la decisión de la Junta es un ataque al independentismo , pero también al PSOE y al pacto de investidura.
Fustigados por el secesionismo más radical, la posición de ERC es ahora más difícil. Atendiendo la propuesta de la dirección, el Consell Nacional de los republicanos aprobó prácticamente por unanimidad la abstención en segunda vuelta a cambio de la creación de una mesa de diálogo entre gobiernos para resolver el «conflicto político» en Cataluña y el sometimiento de los acuerdos que se adopten a «consulta de la ciudadanía» catalana. El viraje de los republicanos del no a la abstención no fue fácil, y de hecho estuvo sometido durante semanas al fuego graneado del independentismo más ultra, que acusa a ERC de haber regresado al autonomismo. Las críticas han sido furibundas, una presión que ayer arreció cuando se conoció el dictamen de la Junta Electoral.
Exigencia de giro
El secesionismo más irredento exige con doble fuerza a ERC un cambio estratégico y la reconsideración de la abstención en la investidura, algo que los republicanos no tendrían pensado hacer, según las fuentes de este partido consultadas, pese a que ayer los dirigentes del partido salieron en tromba en apoyo de Torra; Pere Aragonès calificó el dictamen de la JEC de «aberrante» y el Govern en pleno se fotografió junto al presidente catalán en el Palau de la Generalitat , donde durante varios minutos se descolgó la bandera española.
En ERC se asume que la presión aumentará y que su postura a favor del diálogo costará más de explicar, pero que el acuerdo con el PSOE, aunque con muchos riesgos, es una decisión muy trabajada y madura. Otras fuentes políticas insisten por contra en que ERC ha dado muestras, históricas y recientes, de ser muy voluble ante la presión del independentismo más arrojado, y hasta el martes la presión sin duda irá a más. Hoy mismo, ERC ha convocado a su Ejecutiva Nacional de manera extraordinaria para analizar la decisión de la JEC, «coordinar la respuesta y valorar sus consecuencias en el calendario político inmediato», según se explicó ayer desde el partido.
Además del efecto de la decisión de la JEC sobre la investidura de Pedro Sánchez, otra derivada atañe obviamente a la continuidad de Torra, que ayer volvió a la gran retórica para asegurar que llegará «hasta el final». «Mientras el Parlamento de Cataluña no diga lo contrario seguiré ejerciendo las funciones de mi cargo», apuntó ayer.
Ahí está precisamente una de las claves de lo que pueda suceder esta tarde en el pleno convocado a las 17 horas y, sobre todo, a partir del martes, a partir del cual se espera que llegue a la cámara catalana la notificación de la JEC. Ahí toda la presión recaerá sobre el presidente Roger Torrent (ERC), ya en el punto de mira del secesionismo por parar en su momento la investidura de Puigdemont. Torrent, es una posibilidad, podría optar por la «vía Atutxa» –se negó a disolver el grupo Sozialista Abertzaleak en 2003 por orden del TS– y no tramitar la orden de la JEC, algo que acabaría desembocando en su inhabilitación pero que podría demorar la destitución de Torra. Hay otros escenarios por los que podría optar Torra antes de que la orden de la JEC sea efectiva:convocar elecciones –Cataluña votaría de nuevo a principios de marzo– u optar por designar a un vicepresidente de JpC para evitar que sea Pere Aragonès quien asuma la presidencia.
Además del plano político, Torra anunció que piensa recurrir hasta el final. Su primera apelación, como la de Junqueras, deberá ir al Tribunal Supremo alegando un perjuicio de «imposible o difícil reparación» . Pero este movimiento no tiene efectos automáticos. El Supremo dispondrá de 48 horas para decidir si paraliza o no el acuerdo de la Junta Electoral.
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