EL OASIS CATALÁN
Indiana Jones y el bloque del 155
El inicio de campaña en Cataluña, contado por el columnista de ABC, Miguel Porta Perales
Visto
Carteles secesionistas y equidistantes . Junts per Catalunya: Carles Puigdemont -«Nuestro Presidente»- resiste, abrigado, el frío del exilio dispuesto a recuperar la dignidad de Cataluña. Recuerda el Indiana Jones de La última cruzada. ERC: Oriol Junqueras -«La democracia siempre gana»- de arriba abajo, como los caudillos. Otro cartel con Marta Rovira, la mejor candidata del constitucionalismo. CUP: a la manera de mayo del 68, con una leyenda que dice «Nos sobran 155 razones. ¡En pie!». Anarquismo y carlismo. Catalunya en Comú-Podem: Xavier Domènech -«Tenemos mucho en común»- en un degradado violeta. La imagen difusa y confusa de la izquierda equidistante. Aires del álbum «Forever Changes» de Love. Letra de The Red Telephone: «Sentado en la ladera de una colina/viendo a toda le gente morir/me sentiré mucho mejor en el otro lado». ¿En cuál?
Leído
El secesionismo está obsesionado con un 155 que todo lo explica . Por ejemplo: la España antidemocrática y represora, el mal funcionamiento de la administración autonómica, la fuga de Puigdemont o el carácter ilegal e ilegítimo -sobre todo si no se ganan- de las elecciones. La obsesión se contagia a los Comunes que dicen estar -¿de verdad?- entre el 155 y la DUI. Victimismo y oportunismo de bajo vuelo. El cinismo de la política.
Observado
ERC insiste en movilizar a miles de apoderados que velen por la limpieza de los comicios . Junqueras pide que Europa «supervise» la contienda. Y el partido quiere hacer un recuento paralelo, porque sospecha que el «bloque del 155», con el Estado al frente, podría orquestar un pucherazo. Arguye que la desconfianza proviene de una «sospecha de fraude» justificada por un Estado que probablemente «no respetaría el resultado». A la vista del semblante de algunos cargos de ERC, se percibe, parafraseando a Peter Handke, el miedo del secesionista a la urna. Menuda paradoja que quienes impulsaron el referéndum ilegal y fraudulento del 1-O se presenten como adalides de la pureza democrática.
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