Iglesias y Errejón, una amistad ante el reto del poder

El peso del número dos de Podemos no tiene parangón en ningún otro partido, algo que puede romper los equilibrios de funcionamiento de la formación en un momento tan delicado

Iñigo Errejón junto a Pablo Iglesias Reuters

VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

A Iñigo Errejón y a Pablo Iglesias les une una intensa amistad. Está por ver si ese vínculo tan estrecho sirve para suturar las heridas que sufre Podemos , y que han visibilizado un choque entre los dos dirigentes en la forma de entender la estrategia del partido, o si por el contrario introduce un componente dramático al conflicto hasta hacerlo insuperable.

En la tesis doctoral de Iglesias, Errejón es mencionado expresamente en los agradecimientos, donde desvela que lo conoció comiendo «pan con azúcar» en el «puesto de chuches» de la facultad. Hace apenas unos meses Iglesias elaboraba en una entrevista cómo había sido su primer encuentro. «Yo llegué a la Facultad de Políticas después de haber hecho Derecho y me habían hablado de un chaval muy listo que entonces aparentaba como seis años. O sea, imaginad la edad que podía aparentar Íñigo cuando tenía como 19 años, que es cuando yo le conozco. Él tenía 19 y yo 24 o una cosa así. Y le veo allí, sentado en la puerta de la cafetería, con un trocito de pan y al trocito de pan le estaba echando un sobrecito de azúcar. Y no pude evitar acercarme y decirle: 'Pero, ¿por qué comes pan con azúcar? '. Y me dice el pobrecito: 'Es que es como un suizo'. Claro, en ese momento me dieron ganas de adoptarle y, efectivamente, le adopté».

Como refleja también en su tesis, Iglesias llegó a dar una clase al que con el tiempo se convertiría en su lugarteniente político. «Tuve la suerte de darle una clase (una sola) que me permitirá, en el futuro, presumir de haber sido profesor nada menos que de Iñigo Errejón».

Su número dos le devolvía los afectos cuatro años después en su tesis doctoral, que en ambos casos dirigió Heriberto Cairo Corou. «En Pablo Iglesias he encontrado un compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique , así como un permanente estímulo intelectual. Él me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y tesón, haciendo más que diciendo, como me quiere. Esta tesis y su autor le deben mucho más de lo que cabría en estas líneas».

Este fuerte vínculo, que trasciende lo político y lo académico, marca irremediablemente los acontecimientos presentes. La decepción, el enfado o el sentimiento de traición son más profundos si surgen entre quienes se llaman amigos. Pero en la dedicatoria de Iglesias a Errejón, se rebela algo-«le adopté»-, que hace pensar que el líder del partido no es dado a la relación de igual a igual. ¿Estaba preparado Iglesias para tener a su lado un número dos al que se le atribuye constantemente el mérito estratégico e intelectual de haber organizado el fenómeno Podemos?

Un número dos con sus propios afines y sus propios leales dentro del partido. Haber creado esa estructura «paralela» es lo que se le achaca a Errejón por parte de los partidarios de Iglesias. «Es que Iñigo es leal a Pablo. Pero no es un perfil gris, de acompañamiento. Es un líder en sí mismo », señala una persona de su confianza.

¿Qué ha sucedido entre que una mañana de octubre sin aparente necesidad informativa Iglesias señalase ante los medios que Iñigo Errejón sería su vicepresidente y una mañana de marzo en la que el líder olvidó mencionarlo en los agradecimientos de la propuesta de Gobierno que Podemos le planteaba al PSOE? La intensidad del desencuentro es alta, pero más que en un enfrentamiento político tiene que ver con la organización interna del partido . Una discrepancia alimentada por los sentimientos de quienes esperaban cosas distintas el uno del otro.

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