Iglesias reconoce la crisis en Podemos: «Hemos dado vergüenza ajena»
El secretario general arranca la campaña electoral en el peor momento histórico del partido
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, regresó ayer a la primera línea política mediante un mitin en Madrid después de cuatro meses de baja por paternidad. Con la formación en una de sus peores crisis históricas, Iglesias arrancó una campaña electoral decisiva en la que buscará reencontrarse con un electorado descontento y remontar unos sondeos demoledores. Podemos está irreconocible, pero fían todo a que el retorno de su líder sea un revulsivo para el 28 de abril.
Durante estos meses la ausencia de Iglesias multiplicó la inestabilidad de un partido que reposa sobre su estatua. Sin la figura del secretario general el discurso no fraguó y el PSOE supo aprovecharse de ese vacío . El marcado giro a la izquierda en la narrativa socialista dañará a Podemos en las elecciones porque con Pedro Sánchez en el extremo izquierdo del espectro político Iglesias queda relegado a una posición subalterna.Solo tiene 34 días para corregir aunque el partido, de hecho, empezó ayer a marcar la diferenciación.
El discurso del secretario general fue especialmente duro contra los medios de comunicación privados y contra las grandes multinacionales contra las que, según explicó, el Partido Popular, Ciudadanos y Vox no puede hacer nada porque están subordinados. Luego, cargó contra el PSOE por los incumplimientos del pacto presupuestario rubricado en octubre y les atizó con la falta de garantías de Sánchez. Esta será la estrategia durante toda la campaña para confrontar al socialismo . La número dos del partido, Irene Montero, que asumió el liderazgo en diciembre cuando Iglesias se ausentó para cuidar de los hijos que tienen en común, también insistió en las limitaciones que, a su juicio, tiene el PSOE para enfrentarse a la CEOE y a las grandes empresas. «Necesitamos un presidente y unos ministros y ministras que sienten a esos señores en la mesa para decirles que se acabaron sus privilegios», expresó.
Se acabó la condición de socios, pero Sánchez necesita a Iglesia y de su triunfo depende que Podemos mejore posiciones. El presidente del Gobierno confía en que Iglesias remonte porque con los morados en caída las cuentas no salen. Saben que se lo juegan todo a una carta. Del éxito o fracaso de cada acto de Iglesias dependerá su capacidad para despertar del letargo a un electorado descontento y desmovilizado . Por eso ayer quedó muy lejos la idea de 2015 de «Asaltar los cielos» y del «sorpasso» al PSOE. Las aspiraciones en estos comicios son los de lograr un resultado con el que se pueda ganar al bloque de Partido Popular, Ciudadanos y Vox.
En este contesto, el coordinador estatal de Izquierda Unida, Alberto Garzón , apeló ayer al voto volátil. «Hay muchos españoles que aún se están pensando qué votar el 28 de abril, es un trabajo de convencer y de dialogar», expresó. Desde hoy empiezan una campaña muy activa, Iglesias asistirá a todos los debates aunque no vayan primeras espadas y agitará con fuerza las medidas sociales del pacto presupuestario en cada uno de los actos de campaña. Y también advertirá sobre los efectos negativos que tendría la reedición del pacto del abrazo de PSOE y Cs: «Hay mucha gente del PSOE que me reconoce ‘si no fuera por vosotros mi partido estaría gobernando con Cs’».
Autocrítica
Iglesias buscó ayer la redención mediante la autocrítica y la asunción de errores. «Sé que Podemos ha decepcionado a mucha gente. No reconocerlo sería mentir», expresó. «Hemos dado vergüenza ajena con nuestras peleas internas», continuó. Aunque acto seguido censuró a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por no hacer público su sentido de voto par el 28-A: «La gente no va a perdonar que alguien se ponga de medio lado y no diga a quien va a votar».
Un aguijón que tenía guardado desde que el 17 de enero el cofundador de Podemos, Íñigo Errejón, dio un portazo a la formación y desestimó su candidatura a la Comunidad de Madrid para concurrir bajo el sello de la regidora. La baja de Errejón abrió un cisma sin precedentes y tras él dimitió el secretario general de Madrid, Ramón Espinar. Esta semana ha sido el número uno en la candidatura a Europa, Pablo Bustinduy, quien abandonó el partido. Por otro lado, el árbol genealógico que dejó Iglesias en diciembre se ha visto reducido. De las confluencias con las que la formación se presentó a las elecciones generales de 2016 solo ha quedado En Comú Podem. En Marea y Compromís han decidido romper con la marca morada y concurrir por separado debido a las guerras endogámicas.
Cataluña
Respecto a Cataluña, Iglesias también regresó ayer a su narrativa del «diálogo» y de la «reconciliación» con los grupos soberanistas. «A nosotros nos han puesto a parir en un lado y en el otro», expresó. En Podemos siempre han defendido un discurso muy ambiguo que no les situase ni con los partidos nacionalistas catalanes ni con los partidos constitucionalistas. Pero sus bandazos lastraron esa supuesta transversalidad. Por ejemplo, la tibieza con la que la formación encaró el referéndum ilegal del 1 de octubre o el rechazo del partido al juicio del «procés» que se está realizando estas semanas en el Tribunal Supremo. La semana pasada, de hecho, estos coqueteos con el secesionismo hicieron que el senador de Unidos Podemos Óscar Guardingo anunciase su renuncia a la candidatura al Congreso de En Comú Podem por no compartir su cariz independentista.
La secretaria de Participación, Noelia Vera; la portavoz adjunta en el Congreso, Ione Belarra; el secretario de Organización, Pablo Echenique, también tomaron la palabra para agradecerle al secretario general el trabajo que realizó los últimos años . Todos acompañados por taxistas, las «espartanas» de Coca-cola en lucha y más colectivos de la sociedad civil en la plaza del Museo Reina Sofía. El lugar elegido tuvo un fuerte componente emocional por ser donde Podemos celebró la irrupción de sus cinco eurodiputados en la Eurocámara tras las elecciones de 2014. Sin embargo, la distribución del espacio es diferente en esta ocasión al ubicar un escenario circular en el medio con el que ocupan gran parte de la plaza. Las expectativas que tenía la formación no se cumplieron. Podemos no ilusiona como hace cinco años y piden perdón.
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